30 de diciembre de 2011

Columna de Jorge Barudy, psiquiatra Infantil / Maryorie Dantagnan, psicóloga infantil

Una historia con muchos capítulos
Nuestros hijos e hijas adoptadas tienen como todos los niños, historias múltiples que integrar, para lograr al final de la adolescencia una síntesis de todas ellas y poder contestarse con certeza y cariño la pregunta “¿Quién soy?”
    Este enorme desafío es posible gracias a las competencias maravillosas del cerebro infantil, que a su vez es interdependiente para su desarrollo y su maduración, de los aportes que realizan todas las personas que participan en su crianza, comenzando por sus padres adoptivos. Desgraciadamente, el inicio de esta historia es para la mayoría de los niños y niñas, doloroso y a menudo traumático. En algunos casos, el sufrimiento será mínimo y lo más probable que no existirán traumas tempranos, cuando la adopción es consecuencia de una renuncia hospitalaria y/o de una medida judicial que permite que esto ocurra lo más temprano posible. Esto, sin que exista además daño intrauterino por consumo de drogas, alcohol y/o contextos graves de estrés que hayan afectado a la madre y al bebé en desarrollo, como es el caso de la violencia conyugal.
    Es fundamental para prevenir o disminuir el impacto de los traumas tempranos –en caso que los bebés o niños deban esperar un tiempo más prolongado- proporcionarles un medio de vida propicio en acogimiento familiar o en una institución adecuada. Esto, para garantizarle que sus necesidades básicas estén cubiertas y, sobre todo, para asegurarle un contacto interpersonal que le brinde las bases de una experiencia de apego seguro, así como la estimulación necesaria para prevenir los atrasos de su desarrollo. Estas intervenciones tienen que ser imperativas cuando los niños y las niñas adoptados han sufrido trauma temprano, trauma que no se hubiera dado si sus padres biológicos hubieran podido recibir de sus familias y sus entornos sociales lo necesario para que aprendieran y se atrevieran a criar.
    En este sentido, los padres adoptivos necesitan y tienen el derecho a recibir el apoyo de toda la comunidad que participa en la crianza de sus hijos e hijas, vecinos, profesores, médicos, etc. Se agrega a esto la necesidad de brindarles la información, el conocimiento y las explicaciones que les ayuden a integrar en primera instancia, la historia escrita en sus cuerpos cuyo registro son sus memorias sensoriales y emocionales; luego, las historias a menudo injustas de sus genitores, que explican en parte su condición de adoptados; y sobre todo, la historia de su adopción, que es uno de los tantos ejemplos maravillosos de la capacidades altruistas de los seres humanos, aunque muchas veces el punto de partida esté marcado por el dolor de la infertilidad de la pareja de adoptantes.
    El facilitar la co-contruccion de una historia veraz, respetuosa de los tiempos, de los contextos, que integre en un clima afectivo las diferentes fuentes de información, incluyendo los errores y aciertos de jueces, profesionales de la adopción, médicos, psicólogos, etc. Es también una forma de contribuir para que el proceso adoptivo sea una oportunidad para los adoptantes y adoptados de transformar las dificultades en ese maravilloso fenómeno que es la resiliencia.
    Cita normas A.P.A.:
    Barudy, J. y Dantagnan, M. (2011). Una historia con muchos capítulos. Adopción y Familia, 7, 7

    URL Abreviada: http://numrl.com/byd07

No hay comentarios:

Publicar un comentario