30 de diciembre de 2011

Niños chilenos en el mundo


El 17% de los niños que son adoptados en Chile se integra a familias que viven en el extranjero (Sename 2011). En su mayoría, son niños mayores de 5 años y los países de recepción son principalmente Italia, Francia y Noruega. ¿Por qué los europeos tienen afinidad con nuestros niños? ¿Cómo se adaptan éstos a su nueva cultura? ¿Por qué no son familias chilenas quienes los adoptan?
    “Si hay tanta gente en Chile que quiere adoptar ¿Por qué hay niños que se van a otros países?” podría ser el primer pensamiento que se viene a la cabeza al hablar de adopción internacional. Sin embargo, los niños que se integran a familias extranjeras presentan ciertas características que los padres chilenos a veces no están preparados o dispuestos a asumir ¿Y cuales son estos atributos? Pueden ser niños mayores de 5 años, que conformen grupos de hermanos, o que tengan necesidades especiales, como por ejemplo un retraso significativo en el desarrollo o discapacidad (fibrosis quística, hipoacusia, problemas neurológicos, malformaciones, etc.).
    Para Karen Quinteros, psicóloga de de la Unidad de Adopción de Sename de la Araucanía, no existe una sola razón por la que ocurre esto. “Tiene que ver con el nivel de desarrollo social y humano que se ha alcanzado en los países de recepción, a diferencia del que hemos logrado nosotros. Dicho nivel permite a sus residentes enfrentarse al proceso de adopción y de formar familia desde otras perspectivas, donde la consanguinidad es menos importante de lo que es acá y la pluralidad e integración son más valoradas  de lo que es en nuestro país.
    Además, para una persona que vive en una sociedad con niveles de desarrollo más elevados (como los europeos), donde la satisfacción de todas sus necesidades básicas y otras no tan básicas está asegurada, es más fácil conectarse con las necesidades de otros y postergar las propias”.
    La ley de adopción 19.620 establece que la prioridad para adoptar la tienen los matrimonios, chilenos o extranjeros, que tengan residencia en Chile. En segundo lugar se encuentran los matrimonios que vivan en otro país. Esto es debido a que se busca favorecer la permanencia de los niños en su entorno cultural, facilitando la construcción de su identidad.

    Desarraigo cultural y pérdida de identidad
    La adopción internacional suele asociarse a la amenaza de desarraigo cultural del niño al abandonar su país de origen, donde comparte claves sociales y culturales arraigadas con otros, con la consecuente amenaza a su identidad. Pese a ello, existen tres elementos a considerar:
    1. La identidad no se pierde sino que cambia, es decir, los niños pueden integrar aspectos de Chile y de su nuevo país, sin tener que reemplazar unos por otros. “En muchos casos, el niño no gana sólo una identidad, sino dos, pues muchos de ellos terminan sintiéndose ítalo-chilenos, noruego-chilenos, chileno-alemanes, chileno-franceses, etc.”, señala Quinteros.
    2. Está el hecho de vivir en el país de origen institucionalizado, en contraposición a  hacerlo en el extranjero en el seno de una familia. “Hay que hacer un análisis de los costos y beneficios que para el niño implica ser adoptado por una familia que viva fuera de Chile, preguntándose si es más importante que conserve su identidad cultural chilena (la de un niño que vive sin apoyo familiar, interno hasta la mayoría de edad en un hogar de menores, que cuenta sólo con el soporte estatal para estudiar o desarrollar su proyecto de vida) o que se inserte en un medio que sí le brindará el sentido de pertenencia a una familia, que con todos sus recursos materiales y afectivos será su catapulta hacia la vida, aún cuando esto signifique que adquiera otra identidad cultural”.
    3. A veces se le da mayor valor a nuestra identidad cultural en el extranjero. “De hecho, en la mayoría de los países de recepción, existe una valoración mucho mayor que la nuestra de la cultura mapuche y, en ocasiones, conocen más de ella que nosotros mismos. Los niños crecen orgullosos de ser mapuche y no son discriminados por su pertenencia étnica, como sí ocurre frecuentemente en Chile,” continúa la psicóloga.

    Italia lleva la delantera
    Según cifras de Sename, durante los últimos 5 años hubo 251 casos de adopciones por parte de Italia, seguido por Noruega y Francia, ambos con 39. La gran diferencia que tienen con las adopciones nacionales es la edad: las parejas extranjeras y los niños que se van con ellas son mayores que las que se quedan en Chile.
    Mientras que el promedio de edad de los extranjeros es de 44,8 años para las mujeres y 46,3 los hombres, la edad de los chilenos es de 40,7 en ellas y 41,1 en ellos. Con los niños pasa lo mismo: los que se integran a un país distinto tienen más de 6 años, mientras que los que se quedan en Chile, en su mayoría tienen entre 0 y 2 años. (Ver recuadro)
    En Italia resulta muy difícil adoptar: la proporción es de 10 familias que postulan, sólo 3 lo consiguen. A esto se suma que en Chile existe un hogar de menores en Quinta de Tilcoco que fue fundado por el sacerdote italiano Alceste Piergiovanni, quien impulsó muchas de estas adopciones a familias de su país de origen. De hecho, después de su muerte, un grupo de matrimonios italianos que habían adoptado niños chilenos quiso continuar con el trabajo del sacerdote y fundaron PROICYC, una organización sin fines de lucro que evalúa, prepara y acompaña a los italianos que quieran adoptar en nuestro país.
    En estos países - Italia, Francia y Noruega- las necesidades básicas se encuentran cubiertas y cuentan con el apoyo del Estado para mantención de la familia. Karen Quinteros reafirma esta idea: “El acceso a la salud y la educación en Chile, para un niño sin necesidades especiales ya es caro, los padres adoptivos de niños mayores no tienen derecho a posnatal (hasta le entrada en vigencia de la nueva ley de posnatal en octubre de 2011), y así, suma y sigue. En los países de recepción, en cambio, las familias adoptivas cuentan con una serie de dispositivos de soporte y asesoría, la mayoría estatales y de buena calidad, que los ayudan a llevar adelante el proyecto familiar”.
    ¿Por qué los europeos buscan niños chilenos? Nuestro país goza de una excelente reputación en cuanto a la transparencia en el proceso de adopción de sus niños.
    “A mi entender y en función de lo que me han dicho las familias que han adoptado en la Región de la Araucanía, esto se relaciona con la reputación que Chile se ha ido ganando a nivel internacional, en cuanto a la seriedad con que se trabaja en adopción, la probidad administrativa, la transparencia y garantía legal de los procesos, el compromiso de Chile con el cumplimiento de los tratados internacionales firmados a este respecto (CIDN y de La Haya) y la calidad de los procesos psicoterapéuticos de reparación del daño y preparación a la adopción en los que los niños han participado”, dice la psicóloga, y continúa “En el caso de noruegos, franceses y otros extranjeros, ellos señalan las garantías que les ofrece un proceso que es conocido en el mundo por su transparencia, probidad y rigurosa consideración del niño como sujeto de derechos”.

    ¿Cómo criar a un niño de otra cultura?
    No hay grandes diferencias entre lo que deben hacer los padres adoptivos residentes en Chile y los que viven en el extranjero, para desarrollar el vínculo con su hijo. “Las recomendaciones que se dan a los padres no se relacionan con el lugar donde los niños van a residir, sino con las características, necesidades, nivel y tipo de daño de cada niño o niña. La idea que más se refuerza es que la reparación del daño se logra solamente cuando el niño se integra a una familia que lo acoge en forma definitiva, por lo tanto, efectivamente habrá mucho trabajo que hacer por parte de los padres en términos de reparación, una vez que estén con su hijo. Y es en la práctica donde se aprende a ser padre/madre y también a ser hijo”, dice Quinteros.
    Y sobre las cosas del día a día, como el cambio de idioma o las costumbres, la profesional señala: “Los niños son mucho más plásticos y flexibles que nosotros, los adultos, y bastante más abiertos a las situaciones nuevas y rutinas novedosas. Es sorprendente lo rápido que aprenden un idioma que puede ser totalmente distinto al nuestro. Las costumbres, normas, hábitos y rutinas familiares las aprenden desde el ejercicio constante y consistente de los padres, en enseñarles de modo amigable y gradual, su nueva forma de vivir”. Cuando al niño se le rodea de afecto y comprensión, éste podrá desarrollar la confianza para aceptar y entregarse a esta nueva vida y hacerla suya. Su historia comienza en Chile y continúa en otro país, su nuevo hogar.

    Los mapuches y el prejuicio
    Para la Karen Quinteros, psicóloga de Sename que trabaja en la Región de la Araucanía, pesa un enorme prejuicio sobre los mapuche, que se ve reflejado en las opciones de adopción.  “Por ejemplo, aquí están las personas que sostienen que los niños mapuche son ¨tozudos, rebeldes y tienen problemas para aceptar la autoridad¨, sin entender que hay niños con esas características en todas las etnias y que, de cualquier manera, esos son rasgos que se modulan a través de las pautas de crianza que los padres aplican y el modelaje de distintas formas de ser y de actuar”.
    “El otro problema es cuando son temerosos, en el sentido de la poca seguridad en sus capacidades de ser buen padre/madre, la poca autoconfianza, que se ve reflejada en que creen que cualquier característica especial que su hijo tenga, se transformará en un problema que no podrán resolver y que atentará contra la unidad y armonía familiar”.
    Es una lástima tener que compararnos con países desarrollados, donde “la consanguinidad es menos importante de lo que es acá y la pluralidad y la integración es más valorada de lo que es en nuestro país.  Esto es lo que da lugar a que en los países de recepción, la adopción interracial sea común, mientras en Chile, todavía tenemos dificultades para integrar en familias adoptivas a los niños y niñas mapuche”.

      Cita normas A.P.A.:
      Rocca, Ignacia (2011). Niños chilenos en el mundo. Adopción y Familia, 7, 30-32
      URL Abreviada: http://numrl.com/ncm07

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