26 de diciembre de 2012

Adolescencia [Adoptiva]

Conversando con los jóvenes
La adolescencia en sí misma es una etapa compleja de intensa búsqueda de la propia identidad. Si a esto se le suma la escasa información sobre la familia biológica, se podría pensar que para un joven adoptado la adolescencia definitivamente va a ser una fase conflictiva, pero no necesariamente es así. Para algunos  el tema de la adopción puede ser mucho más significativo que para otros. Pero es mejor hablar con los mismos protagonistas; conversamos con 3 adolescentes (adoptivos) y éstos fueron sus testimonios.
Agustín y Flavio tienen 16 años, Camila tiene 13, y a pesar de que no se conocían hasta esta entrevista, tienen algo en común: todos fueron adoptados desde muy pequeños, cuando tenían pocos meses de edad. Sin embargo, la similitud parece llegar sólo hasta ahí. Agustín es un joven maduro, responsable y tranquilo, que no ha tenido grandes conflictos en su vida, tiene muchos amigos y se lleva bien con su familia. Para él, ser el hermano mayor  es “algo bueno y malo, porque uno le puede enseñar a los hermanos chicos, pero a veces se pierde la libertad de hacer algunas cosas porque tienes que dar el ejemplo. Pero en general la experiencia es buena.”

Para Flavio, con una apariencia que podría asemejarse a la de alguna tribu urbana, con chasquilla lisa hacia un lado y una manga con rayas en el brazo, esto de la adolescencia ha sido más complejo. “Yo sufrí de bullying en el colegio, empecé a tomar una personalidad mucho más fría, no hablaba con nadie, fui parte de un grupo gótico. Intenté cambiar, pero me costaba mucho. Ahora tengo buenos amigos, son como mi familia, porque como yo soy hijo único y mis amigos son como si fueran mis hermanos mayores”. Sobre esta experiencia en el colegio, explica, “me hacían bullying porque me veían diferente a ellos,  yo creo que me veían más débil, intentaban opacarme”.
Camila, al igual que Flavio, es hija única, lo que explicaría que sean tan aclanados con su familia extendida. “Tengo algunas primas que las quiero como hermanas”. Se lleva bien con sus papás, aunque cree que a veces pueden ser un poco sobreprotectores. “Soy la única a la que no dejan irse caminando y vivo cerca del colegio”. Al preguntarles si creen que los papás adoptivos son más aprensivos, ella y Flavio se apresuran en decir que sí, pero luego piensan que quizás es porque son hijos únicos. Agustín en cambio dice que no, que sus padres se adaptan al curso. “O sea, ven que a mis compañeros los dejan hacer tales cosas, sacan un promedio de lo que hacen los demás y ahí deciden lo que me dejan hacer. Mi papá me dice que ya estoy grande, que tengo que hacer cosas solo.”

Ser parte del grupo, pero diferenciarse del resto
Los pares son un factor clave en la adolescencia, todos quieren pertenecer al grupo, por eso el entorno es tan importante. Hay una necesidad de diferenciarse, pero también de pertenecer, muy fuertes ambas.
El ser adoptado podría significar una diferencia importante dentro de un grupo, pero nuestros tres entrevistados dicen que nunca han sentido discriminación por eso. De hecho, sus compañeros de curso saben que no tienen vínculos biológicos con sus familias.
“Mi curso sabe de toda la vida, ni me acuerdo cuando lo conté -dice Agustín-. Estábamos en el recreo en 1º básico, conversando, y alguien dijo ‘yo nací tal día, tal hora’, y yo les dije ‘nací este día, pero no tengo idea la hora -¿Por qué? -Porque soy adoptado’, y nunca nadie me ha dicho nada. Fue algo muy natural, como del día a día”.

A Camila le pasó algo parecido “La mayoría del curso sabe, porque una vez en clases conté que soy adoptada y me da lo mismo lo que piensen los demás. Además, tengo una compañera que también es adoptada. Yo no sufrí nada, o sea, cuando chica era fome cuando mis amigas decían ‘yo nací prematura’, y yo no sé esas cosas. Mi amiga sufrió de bullying porque un compañero empezó a decir que sus papás no eran sus papás, fue como en 4º básico. Después él se disculpó, porque se dio cuenta de que no estaba bien. Ahí preferí esperar un tiempo para contar, tampoco era algo como para gritarlo al mundo, es importante pero no para que toda la gente sepa”.
Flavio en cambio sólo les contó a sus más amigos. “Lo tomaron perfectamente normal, ellos no preguntaron nada. Fue con ellos no más, porque en el resto del curso no tenía mucha confianza”.
Más allá de la descripción que hace la literatura sobre esta etapa de la vida, ¿qué piensan  los mismos adolescentes de cómo se vive? ¿La viven como una crisis?
“Más o menos,  porque hay mucho cambio, por ejemplo en mi curso seguimos siendo amigos, pero ahora algunos son de una forma y por fuera demuestran otra cosa. Antes éramos súper unidos”, dice Camila.

“Lo que me pasa a mí es que uno empieza a ser adolescente cuando empiezas a salir ya más con las mujeres, vas más a fiestas, te das cuenta que hay gente que hace ciertas cosas y otras que no, empiezas a tomar las decisiones más importantes”, comenta Agustín.
Cuando Flavio piensa en la crisis de la adolescencia, lo primero que se le viene a la cabeza es su familia de origen “Yo tengo ciertas dudas, en realidad, de mi progenitora. No sé por qué siento que ella está muerta, y pienso en mi hermana, ya que mi mamá me dijo que tengo una hermana mayor que me lleva por 4 años.”

La búsqueda de la identidad
El hecho de que Flavio piense en su familia de origen más intensamente durante la adolescencia, tiene que ver con el proceso de construcción de identidad que hacemos todos los seres humanos. Todo adolescente se pregunta cuánto se parece a sus padres, para diferenciarse de ellos. Es un proceso normativo, en el que lógicamente aparece la adopción en el horizonte con la pregunta ¿a quién me parezco?
“Cuando cumplí los 16 empecé a tomar este tema más en serio. Me gustaría ser mayor de edad antes de conocer a mi familia biológica, encuentro que los 18 es una buena edad”, dice Flavio.
Agustín no ha pensado mucho sobre esto. “Generalmente a uno le preguntan sobre los papás biológicos, es una pregunta común de parte del resto. Yo no tengo idea y tampoco quiero saber, o sea, ya tengo a mis papás en la casa y es raro pensar que uno tiene unos papás en otro lado. Si se me da la oportunidad de que me digan ‘vas a conocer a tus papás biológicos’, los conocería, pero no encuentro una razón por qué hacerlo. Voy, pero no es que yo tenga ganas de encontrar a mi familia. No tengo información de ellos, pero tampoco me interesa”.

Flavio, Agustín y Camila coinciden en que a las demás personas pareciera llamarles mucho más la atención que a ellos mismos esto de conocer a la familia biológica. “Suele ser tema para el resto más que para mí. Creo que ellos tienen curiosidad de por qué yo no quiero saber eso. Me han preguntado si me dan ganas de conocer a mis papás biológicos y yo les digo que no, que estoy feliz con los papás que tengo y doy gracias”, dice Agustín. Y Camila agrega, “sería extraño conocer a otros papás, siendo que ya tienes a los que conoces como mamá y papá, y también sería raro decirles mamá o papá a otras personas si no han hecho nada por ti”.
Aún cuando no todos están interesados en conocer sus orígenes, sí se han preguntado por su madre biológica, y por la gran interrogante ¿Por qué me entregó en adopción? “Yo creo que pensó en mi bien y quizás también en el suyo. Ella debió pensar que lógicamente yo iba a tener una vida mucho mejor con alguien más que no fuera ella, quizás pensó que no iba a poder darme lo necesario, o lo que ella pensaba que era bueno para mí. Yo creo que pudo haber sido una sorpresa para ella, o quizás fue por un tema económico”, piensa Agustín.

“No sé nada de ella porque no les he preguntado a mis papás. Ellos me dijeron que cuando quisiera, preguntara, pero no he querido”, dice Camila. Por su parte, Flavio quiere saber, pero más adelante. “Yo ya les dije a mis papás la decisión que había tomado, que hasta los 18 no voy a preguntar, no voy a hacer nada. Por ahora no se habla del tema en la casa, porque yo no quiero hablarlo, no quiero saber nada”.
EL CICLO DE LA ADOPCIÓN
- ¿Qué opinan sobre la adopción?
“Es lindo.” – Camila
“No sé, para mí es algo normal. Sí, se puede decir que es lindo.” – Flavio

“Yo lo encuentro choro, lo encuentro súper lindo, gente que por su cuenta no puede tener hijos, que vaya a un hogar y que sepa que hay gente esperando, y que adopte, lo encuentro súper bueno, a mí me gusta harto el tema de la adopción.” – Agustín
- ¿Qué creen ustedes que sus padres piensan acerca de su familia biológica?
“Mi mamá lo único que dijo fue que si la viera (a la madre biológica) le agradecería todo.” – Flavio
“Sí, a mí me dijo lo mismo, que le agradecería a cada una por sus cuatro hijos.” – Agustín

“Mi mamá me preguntó si quería conocer a mis papás biológicos, y yo misma la paré al tiro y les dije que ellos no eran mis papás.” – Camila
- En el futuro ¿adoptarían?
“Sí, o al menos apadrinaría a alguien. Obviamente pienso así porque es algo que yo viví.” – Agustín
“No sé, yo no he pensado mucho en el tema. Aún no he pensado en tener hijos.” - Flavio

- Existe una postura que dice que durante la adolescencia los hijos son los que adoptan a los padres y ahí termina el ciclo de la adopción.
“No, yo no lo veo de esa forma. Yo creo que nuestros papás son nuestros papás y uno los acepta desde que los conoce.” – Agustín
“En eso estoy de acuerdo con Agustín.” – Flavio
“Yo que lo he vivido sé que no es así. Yo creo que uno adopta a sus papás cuando ya llega a su casa o lo vienen a buscar a la Fundación. Uno tiene derecho a aceptarlos o no, pero ya son tus papás.” – Agustín

Cita normas A.P.A.:
Rocca, Ignacia (2012). Adolescencia adoptiva. Conversando con los jóvenes. Adopción y Familia, 8, 16-18
URL Abreviada: http://numrl.com/ccj08

No hay comentarios:

Publicar un comentario