TRASTORNO SEVERO DEL APEGO
La voz de un padre dedicado
y profesional experto
Los niños con este trastorno son considerados los más dañados, los casos más graves en cuanto a la posibilidad de construir el vínculo con su familia adoptiva. Por esto, muchas veces su pronóstico es incierto. Con ocasión del XII Encentro Internacional de Adopción realizado por la Fundación San José, el psicólogo danés, especialista y padre adoptivo, visita nuestro país y, en entrevista exclusiva, nos entrega una completa visión de los niños que lo padecen y algunas herramientas para superar las principales dificultades.
Cuando Niels Peter Rygaard se refiere al Trastorno Severo de
Apego, lo hace no sólo como psicólogo especialista en la materia y creador del
programa Fair Start, disponible para todo el mundo y en distintos idiomas, a
través de la web. A poco andar, este experto danés entrelaza cifras y evidencia
científica con su experiencia personal, como padre adoptivo de dos niños que
cuando llegaron a su vida, más parecían un caso perdido.
La conversación parte con una diferenciación de lo que es este
trastorno en relación con aquellos
problemas que normalmente pueden tener los niños que son dados en adopción,
pero que no califican como casos graves. Rygaard explica que el diagnóstico se
sostiene en tres características fundamentales que presentan estos niños, las que,
de manera muy general, se evidencian en un comportamiento agresivo; en que se
van con todo el mundo, pero sin ser capaces de establecer un vínculo; y en
ciertas características del autismo, por la carencia de estimulación durante
los dos primeros años de vida. Los especialistas los consideran los casos más
graves, por el profundo daño demostrado a tan corta edad.
¿Qué es lo que le puede provocar a un niño tanto daño? Según el
especialista y a modo de ejemplo, en Dinamarca un 3% de la población tiene
padres disfuncionales. “Demasiada cocaína, alcohol y cosas como esas. El padre es
violento, o la figura paterna cambia constantemente, porque la madre no es
capaz de establecer una relación estable y de largo plazo. En cuanto a ellas, al
menos un 50% sufrió trastorno del apego en su infancia y experimentaron
deprivación afectiva (no tuvieron los cuidados mínimos por parte de sus padres
que favorecieran una adecuada estimulación y apego), de modo que cuando crecen
son muy inmaduras social y emocionalmente”, explica.
Pero la descripción de este perfil parental se complementa con
un 40% de madres que padecen alguna enfermedad mental; como esquizofrenia,
depresión o un trastorno límite de la personalidad (borderline), lo que implica
una incapacidad para cuidar a su guagua de una madera consistente en sus dos
primeros años de vida. “Sicológicamente son muy inestables e impredecibles.
Entonces, asustan a los niños o simplemente no les dan los cuidados necesarios.
”.
Sin embargo, esto no es lo único, también existe otro tipo de
deprivación que se genera en aquellos orfanatos donde los niños son mantenidos
en sus cunas, bajo el cuidado de personal de alta rotación y donde el cuidado
personalizado no resulta posible.
“En el Trastorno de Apego Severo, el diagnóstico presenta el
antecedente de un muy mal cuidado en los dos primeros años de vida. Estos niños,
cuando crecen, no son capaces de establecer relaciones personales con otros: son
evitantes, están muy enojados o tienen miedo. Cuando tienen tres años, empujan
a otros niños por las escaleras o los muerden. Cuando tienen cinco años se
convierten en pequeños tiranos. En los casos más severos puedes ver niños que maltratan
a sus mascotas o atentan contra sus hermanos,
prenden fuego en sus casas y cosas por el estilo”, sostiene.
- Ud. dice que un
diagnóstico adecuado debe realizarse a partir de los cinco y hasta los dieciséis
años aproximadamente ¿No es demasiado tarde como para intervenir?
Si quieres hacer un diagnóstico, tienes que establecer
primero si el niño hasta antes de los tres años fue abandonado, maltratado o
tuvo padres violentos. Luego haces el diagnóstico desde los cinco años en
adelante, para estar seguro de que los síntomas son permanentes, aunque eso es
muy particular y depende de cada caso. Niños que fueron adoptados antes de los
seis meses suelen recuperarse antes de los cuatro años de edad, y aquellos que
permanecen en el orfanato, cada año decaen en aproximadamente un diez por
ciento. Entonces, cuando tienen cinco a siete años el daño es enorme.
- ¿Qué se puede hacer para ayudarlos?
Hay que hacer una diferenciación. Si
observas niños que han sido adoptados tempranamente, a los doce años se
encuentran tan bien como cualquier otro niño, porque han tenido un buen cuidado
desde pequeños. Si adoptas un niño antes de los dos años y medio, puede llegar
a tener algunos síntomas de deprivación, pero los supera, establece vínculos y
logra el apego con sus nuevos padres, aunque puede tomar un tiempo lograrlo. En
mi caso, mi hija tenía dos años y medio cuando la adoptamos, era hiperactiva y
tenía muchas heridas detrás de su cabeza, porque pasaba acostada todo el tiempo.
Sin embargo, a los diez u once años ya había superado la hiperactividad, así
como problemas de aprendizaje y de audición.
En la adopción podemos observar grandes
variaciones, pero aquellos que son adoptados tempranamente tiende a irles bien,
no importa de donde vengan, porque han sido queridos y estimulados. Por esto,
una de las principales herramientas que los padres deben utilizar para ayudar a
los niños es la paciencia, porque toma tiempo superar estos problemas. Comúnmente
los padres dicen que se sentirán felices cuando el niño se desarrolle o se
desempeñe bien en las distintas áreas, pero realmente no debieran enfocarte en
eso, sino en darle tiempo, tiempo y más tiempo y no ser muy ambiciosos.
- ¿Cuáles son las principales dificultades de los padres?
Algunos padres adoptivos son muy
inseguros, porque no han sido padres antes y quieren probar que lo pueden hacer
bien. Entonces, hacen un montón de cosas, pero realmente debieran calmarse y
ser pacientes. Si su hijo ha tenido una experiencia previa muy traumática, se debiera
dividir su edad en dos o tres y tratarlo como si fuera menor. Si adoptas un niño
de cinco años, debes observar si es realmente como si tuviera dos y cuidarlo
como una madre cuidaría a un niño de esa edad y no tener expectativas de que se
comporte como si tuviera cinco. Es muy duro, estresante y cansador para los
padres, por eso es que se debe mirar a estos niños como si fueran mucho menores.
Pueden tener problemas para concentrarse, para controlar sus emociones o su
agresividad. Entonces, lo más importante es poder mantener tus propios
sentimientos en calma. Si el niño se acelera, no te aceleres; si el niño se
pone muy feliz y excitado, no te excites; si el niño se enoja, no te enojes.
Tienes que mantener la calma. Muchos padres adoptivos se cuestionan qué están
haciendo mal cuando su hijo no responde como cualquier niño lo haría a su edad.
Deben tener la claridad que es él quien está teniendo un problema, no ellos. No
es que estén fallando, sino que están conociendo a un niño que presenta muchas
discapacidades menores.
- ¿Cree que padres con niños de estas características debieran contar con
el apoyo de especialistas?
Por supuesto, hay un estudio de
Polonia en el que tomaron a un grupo de padres adoptivos y los dividieron en
dos; a un grupo les dieron un libro como guía y al otro, la posibilidad de
conversar con un profesional una vez al mes por una hora. Después de un año
midieron el patrón de apego desarrollado. Los niños del grupo de padres que
contaban con un especialista desarrollaron un apego más seguro. Hace una gran
diferencia tener alguien con quien hablar y si es alguien que sabe de niños
adoptados, será mucho mejor. En Dinamarca, el estado cubre esta necesidad de
apoyo postadoptivo por un año.
- ¿Cuáles serían sus sugerencias para aquellos padres que van a recibir
un niño con este trastorno?
Deben mantener un ambiente muy
tranquilo y estable. Al comienzo estar junto a él por unas dos o tres semanas,
porque es importante que el niño se integre a la familia y se acostumbre a
estar con sus padres adoptivos para empezar a construir la relación con ellos. Luego
puede empezar a ver a otras personas de manera muy gradual.
Hay que estar muy consciente que se
presentarán problemas. Yo, por ejemplo, quería que uno de mis hijos estuviera
un año más en kínder, porque no estaba listo para el colegio y eso tomó mucho
tiempo y complicaciones, porque las autoridades danesas son muy rígidas y
estrictas en relación con que los niños deben entrar al colegio cuando tienen
cinco años. Creo que la mejor idea es bajar el ritmo y tener presente que
tomará más tiempo, tener mucha paciencia y ver qué pasa, porque puedes hacer
predicciones científicas por grupos, pero no puedes adivinar lo que va a pasar
con un niño en particular.
Entonces, debes mantener tu mentalidad
abierta y construir una rutina diaria, como con cualquier otro niño con
discapacidad, que incorpore sus dificultades particulares y cuidando de no
cansar demasiado a los padres. Por ejemplo, que uno de ellos se quede en la
casa con el niño durante el primer año, pero que luego de ese periodo vuelva al
trabajo, porque si se queda para siempre en casa con un niño con todos esos
problemas, el estrés lo consumirá.
Es fundamental que los padres
mantengan sus vidas más allá de la labor parental. He visto quiebres de muchas
familias, porque los padres pierden su propia vida y se concentran sólo en el
hijo. Creo que la mejor garantía para el niño es que ellos estén felices y vivan
una buena vida, sólo de esta manera tendrán la energía para hacerse cargo y
sobrevivir a la demanda de la vida diaria. Lo que he visto en aquellos padres
que mantienen sus propias vidas y contienen al niño en una suerte de estructura
social, es que son capaces de ofrecerle estabilidad, porque no se quiebran.
- ¿Qué pasa con las instituciones, es posible establecer algún tipo de
cuidado que pueda ayudar a estos niños?
Creo que algo que no funciona muy
bien es la psicoterapia individual, porque son muy inmaduros y requiere lograr
un vínculo de apego con su terapeuta, y estos niños no pueden hacerlo. También
es necesaria la capacidad de reflexión sobre la propia conducta y es algo que ellos
simplemente no pueden alcanzar.
Lo mejor para estos niños es
organizar su vida diaria, estar con ellos todo el tiempo y que la gente que los
rodee entienda que tienen discapacidades invisibles. En Dinamarca tenemos un
gran problema, ya que el Estado no reconoce en términos legales el Trastorno de
Apego como una discapacidad. Entonces, cuando los niños entran al colegio en un
principio tienden a rendir muy bien, aceptan las normas y hacen lo que se les
indica, imitan el comportamiento aunque no lo entiendan, pero sólo son capaces
de establecer relaciones personales de corto plazo. Y las personas a cargo de
las escuelas, colegios y guarderías, tienden a sobreestimarlos. Cuando comienzan
a aparecer las conductas disruptivas, como por ejemplo morder a una compañera
de clase, generan mucho enojo y decepción por parte de sus educadores o
cuidadores y se inician los problemas. Hay una serie de malos entendidos entre
los padres adoptivos y las instituciones, porque no se pueden poner de acuerdo
respecto de si es un niño problemático o no, ya que quiere agradar a todo el
mundo, sonríe, obedece y encanta, pero muestra a su vez conductas agresivas y
violentas hacia los demás.
- ¿Estas estrategias comprenden lo que llama terapia ambiental?
Sí, es una terapia desarrollada no
sólo para instituciones, sino también para padres adoptivos y diseñada para un
niño menor. Aún si tu hijo tiene más de dos años, debes pensarla como si fuera
para un niño de un año y las expectativas deben ser correspondientes a los
logros de un niño de esa edad. Cuando mi hijo tenía nueve años la gente que nos
veía se molestaba conmigo, porque al cruzar la calle le pedía que tomara mi mano
y cuando entrábamos a una tienda, le decía que primero me tenía que hablar o
preguntar a mí respecto de lo que quería mirar, luego verlo por un momento y
volver donde mí a contarme lo que pasó en ese medio minuto, cuando estaba
mirando aquello que quería. Esto es lo que haces con niños muy pequeños.
Entonces haces lo que yo llamo “el círculo madre-hijo”: debes estar siempre conmigo, te sientas a mi lado cuando comemos,
cuando salimos a caminar lo hacemos de la mano y si quieres algo debes
negociarlo conmigo primero. No debes dejar el círculo sin que lo conversemos
antes, me tienes que decir qué es lo que quieres y tienes que contarme qué pasó
cuando estuviste fuera del círculo, apenas vuelvas y estar fuera del círculo
por un corto tiempo.
Otro elemento es establecer una
agenda diaria de actividades, dividiendo el día en acciones cortas y descansos
breves, porque estos niños tienen problemas con la concentración y atención y
se frustran fácilmente. Presentan dificultades para reconocer personas y
situaciones, es necesario anticiparles todo el tiempo las actividades que
vienen, “ahora nos vamos a vestir y desayunar” y así sucesivamente. Usas la
metodología que usarías para un niño de dos años, aunque tu hijo tenga seis.
- ¿Van a lograr estos niños establecer un apego real?
Eso depende. Tuve la oportunidad de
conocer casos de dos niños que tuvieron prácticamente el mismo mal comienzo. A
uno de ellos le está yendo muy bien y el otro casi no ha experimentado cambios.
- ¿Es un error tener expectativas?
No, lo que debes tener presente es
que puede lograrlo, pero demorará cinco veces más. Por ejemplo, mi hijo tenía
ocho años cuando se quiso sentar por primera vez en mi falda y ahora, que tiene
catorce, le encanta. Es capaz de demostrar un montón de afecto, ya no es
hiperactivo y le va bien en el colegio. Y cuando empezamos realmente llegué a creer
que era un caso perdido, porque no era capaz de apegarse a nadie. Tomó siete
años. Pienso que si no hubiese sabido todo lo que sé, no habría tenido éxito,
porque habría sido más impaciente, me estaría culpando todo el tiempo, me
habría frustrado mucho. Las personas lo hacen realmente mejor cuando saben lo
que es el Trastorno de Apego Severo, porque no se derrumban ni se culpan y, por
supuesto, no se dan por vencidas.
- ¿Qué ocurre en la pubertad o
adolescencia con el riesgo que caigan en conductas de abuso de sustancias?
Yo los llamo “bombas de tiempo”. Se
convierten en verdaderas granadas.
Cuando tomas pecho, el cerebro
secreta dopamina que te hace sentir bien. Te convierte en una persona sociable,
calmada, te comportas amablemente. La dopamina también se produce si alguien te
toca, si tu madre te hace masajes. Hay dos tipos de contacto que incrementan la
secreción de dopamina y la actividad cerebral, uno de ellos es el tacto de la
piel, boca y lengua, y el otro es la estimulación a través del balanceo.
Durante el primer año la guagua no puede mantener la actividad cerebral por sí
misma, por lo que debe recibir estimulación para poder producir actividad
cerebral y dopamina. Pero si nadie se preocupa por ella durante el primer año,
entonces no le gustará el contacto social, estará un poco deprimida, quizás
irritable y enojada, porque esos son los síntomas de bajos niveles de dopamina
en la sangre.
Más tarde viene el problema. Al usar
cocaína, por ejemplo, el nivel de dopamina aumenta y el individuo se sentirá
como se siente un niño normal. Se vuelve positivo, calmado y sociable. Es así
como tendrá mayor riesgo de abuso de drogas si no fue estimulado cuando niño o
no logró reparar posteriormente, porque con la droga se sentirá como en el
cielo. Los niños que tuvieron buenos cuidados, no estarán realmente muy
interesados en la droga y no se convertirán en adictos, porque ya tienen
suficiente dopamina en su sangre.
Entonces, lo que debes hacer cuando
recibes un niño de estas características, es realizar mucha estimulación por la
piel. Es probable que al principio no les guste, porque no están acostumbrados.
Debes empezar por periodos cortos hasta que se habitúe, a lo largo de todo el
día. También con estimulación a través del balanceo, usar columpios y hamacas,
la natación hace muy bien.
- ¿Qué pasa con los riesgos de conductas antisociales?
Me ha tocado ver algunos casos muy
severos, muchachos de alrededor de los once o doce años que estaban prácticamente
bien hasta esa edad, pero existían demasiadas expectativas en torno a ellos.
Cuando llegaron a la pubertad se hicieron evidentes las dificultades, con
problemas de relación con sus padres adoptivos, huyendo de casa y cosas como
esas. Lo que ocurre es que sus primeros traumas volvieron y volcaron toda su
furia en su familia adoptiva. Las altas expectativas puestas sobre ellos les
hicieron la vida muy difícil. Los padres fueron muy ambiciosos al esperar que
sus hijos fueran “normales”, como los hijos de sus amigos. Los adolescentes
sintieron el rechazo, de no ser suficientemente buenos, y respondieron con
rabia.
- ¿Qué pueden hacer los padres en estos períodos difíciles, de pubertad y
adolescencia, cuando reaparecen esos traumas?
Algo que pueden hacer es encontrar un
buen profesional cerca. En los casos difíciles sugiero que los padres hagan una
combinación, porque el hijo no hará lo que sus padres adoptivos le digan, pero
si encuentran un profesional sensato, como un buen profesor, un entrenador de
fútbol, una figura por el estilo, estas personas podrán tener la posibilidad de
influenciar en el niño de manera razonable. Algo así como un mentor otutor, que
pueda tener la influencia de un padre, pero sin esa presión que implica el ser
familia, será mucho más fácil para este joven escucharlo y aceptar su punto de
vista.
Sugerencias:
Libro “El niño abandonado” de Niels Peter Rygaard. Editorial
Gedisa
Esta página
creada por Rygaard, ofrece material gratuito para quienes trabajan con niños y
jóvenes que presentan Trastorno Severo del Apego, siendo también recomendable para que los padres puedan
guiarse por objetivos claros en la construcción del vínculo con sus hijos.
Cita normas A.P.A.:
Siredey,
Verónica (2012). Niels Peter Rygaard. Trastorno severo del apego. La voz de un
padre dedicado y profesional experto. Adopción y Familia, 8, 8-13
URL abreviada: http://numrl.com/npr08
URL abreviada: http://numrl.com/npr08
El link del programa Fair Start es incorrecto, este es el correcto: http://www.fairstartglobal.com/Fairstart_Global/Fairstartglobal.html
ResponderEliminarAgradecemos la información que actualiza la página web del Programa Fair Star, cuyo link ya fue modificado en el artículo.
Eliminar