26 de diciembre de 2012

Conversando sobre adolescencia


Terapeutas expertos hablan de adolescencia adoptiva y biológica

En un intento de llevar la experiencia teórica y trabajo terapéutico a la realidad actual, invitamos a cuatro comprometidos profesionales con experiencia en clínica con adolescentes y preguntamos en lenguaje simple cuál era su experiencia en el trabajo con jóvenes en el mundo actual. La conversación fue fluyendo con diversidad de opiniones y testimonios de casos. En este diálogo, tanto padres como adolescentes podrán reconocerse y encontrar en la voz de estos profesionales, una pequeña ayuda para el hermoso y desafiante viaje conjunto.
La tarea planteada se veía difícil: definir si existe una “adolescencia adoptiva” como tal e intentar dibujar el perfil del adolescente en general y del adoptivo en particular; y a la vez, entregar algunos tips a los padres para que estén atentos a los procesos y sepan cuándo es recomendable consultar a un especialista. Los diferentes puntos de vista enriquecieron la conversación, aunque todos concordaron que es un gran error buscar definir lo que es “normal” en las vivencias, procesos e individuos, y enarbolaron por sobre todo la bandera del respeto a la particularidad de cada joven, su historia, origen y la inclusión en la mirada del sistema familiar como protagonista del proceso.
Dejan en claro que la adolescencia es necesaria, sana y enriquecedora para la búsqueda, desarrollo y consolidación de la propia identidad. Es así como resulta indispensable para pasar a la adultez, pero en el camino hay que revisar, revalorar y reeditar todo lo aprehendido.

Según sus experiencias, ¿cuáles son los motivos de consulta más comunes en la adolescencia adoptiva?
Paulina: En mi experiencia, el número de consultas es mucho mayor en la infancia adoptiva que en la adolescencia. Pienso que en ella hay una etapa de latencia, donde los jóvenes no quieren hablar de su adopción, ya que están enfocados en pertenecer al grupo de pares y ser adoptado es más bien una característica que los distingue.
Este período como de ¨congelamiento¨, por decirlo de alguna manera, se activa en plena adolescencia, alrededor de los 17 ó 18 años, donde además se incluyen o inician procesos de consolidación de identidad y búsqueda de sus orígenes, momento en que suelen iniciar procesos terapéuticos.
Los papás deben entender que los adolescentes no quieren hablar con nadie, y su mayor deseo, que es absolutamente normal, es estar preferentemente encerrados en su pieza mirando el techo. No existe en ellos un afán de buscar el apoyo de sus padres, ni de terceros. En esa etapa sus referentes más significativos son sus amigos y, como terapeuta, mi consejo es que este ¨silencio¨ sea acogido y monitoreado serenamente por los adultos en busca de elementos que puedan resultar preocupantes.

Bernardo: En el proceso de sicoterapia pasa un tiempo antes que aparezca la adopción como tema del propio paciente, pero éste puede haber sido planteado desde un principio por los padres como el motivo de consulta. La pregunta universal parece ser el querer conocer los orígenes biológicos y, respecto de esto, es interesante el planteamiento generalizado de no querer compartir estas inquietudes con los padres, por lo que ellos entienden como lealtad. Es por eso quizás que pueden hablarlo abiertamente con un tercero, no sintiendo con esto que los traicionan.
Camilo: El tema del silencio es interesante de analizar respecto de que muchas veces obedece a que no hay un espacio donde plantear las preguntas sobre adopción en el sistema familiar. Los silencios de los jóvenes y su cambio a seres introvertidos, hay que articularlo siempre respecto de cómo ha sido la historia de su adopción y cómo, dentro de esa historia, se pueden plantear las inquietudes. Esto resulta posible abrirlo y trabajarlo en una terapia.

Nory: Según mi experiencia, los adolescentes que llegan a la consulta lo hacen motivados por otras problemáticas propias de su etapa y no por la condición de ser hijo adoptivo. Hay diversidad de sintomatología, por ejemplo consumo de drogas, desórdenes alimenticios y/o baja en el rendimiento escolar. Dentro del proceso es verdad que aparece la inquietud de la adopción, pero están más preocupados de lo que están viviendo de acuerdo a su propia crisis de adolescencia.
La adopción pudiera aportarle un grado de dificultad a esta etapa, sin embargo, hay que entender que los adolescentes no llegan a consultar por iniciativa propia. Ellos están abocados a un proceso de diferenciación de sus padres, fueran biológicos o adoptivos, y puede ser un conflicto si ellos sienten que los propios padres hacen una diferenciación o una acentuación respecto a la adopción, algo que ellos no pueden estar sintiendo en ese momento. Si encuentran un pito de marihuana en su pieza, hay papás que realizan una asociación lineal automática con sus antecedentes genéticos, pero la pregunta aquí es la misma para biológicos que para adoptivos: ¿Cómo van a manejar el tema?

¿Cuál es la actitud que deberían tener los padres adoptivos de un adolescente?
P: Sin duda, el respeto al proceso individual de cada uno es indispensable en esta etapa. Si los papás quieren lograr buenos niveles de comunicación y la posibilidad de sentir un fácil acceso a sus vivencias, esto debe estar construido desde antes, desde la infancia. En un ejemplo puntual, es inconcebible pensar que en plena adolescencia se acerquen a sus hijos a hablar de la adopción, si este tema no ha sido algo habitual desde niño. No es aconsejable intentar convertirse en ¨compañeros¨ de un momento para otro en esta etapa, porque resulta fundamental la relación desde la infancia para enfrentar la adolescencia.
N: Es muy importe que los padres vean la singularidad y particularidad de cada hijo. Las preocupaciones con el adolescente son las típicas que cualquier padre podría sentir, pero para el adolescente es vivido como algo que no le compete al adulto, ya que es él mismo quien debe hacerse las preguntas: ¿Me van a tolerar como soy? ¿Habrá un quiebre respecto a la herencia genética? Cada duelo se remite a duelos anteriores y el adolescente vivirá esta crisis como ha vivido otras. Lo sano es que pueda separarse con el espacio suficiente que le permita volver cuando quiera y, claro, los padres deben asegurarle ese espacio de retorno.
C: Los padres deben estar atentos a no asimilar que cualquiera actitud que implique riesgo sea asociada inmediatamente a que el hijo es adoptado. Esta reacción lo que hace es responsabilizar al joven con un mensaje implícito de ”el problema es de él, no de nosotros como padres”.

Pienso que esa actitud puede llevar a los padres a desvincularse de una problemática en la crianza, que tiene que ver con los procesos que vive toda familia como tal. La idea es que, independiente de la edad del joven, frente a una dificultad o sufrimiento, no intentar ligar eso directamente con la adopción, reflexionar que puede ser la formación la que tiene que ser revisada o apoyada, los padres están ligados a este sufrimiento y son parte de él, por tanto deben ser empáticos e involucrarse con su cuota de responsabilidad y ayuda.
¿La preparación de los padres es relevante para enfrentar esta etapa, entendiendo que la que recibieron fue más específicamente para lactantes y preescolares?
P: Al trabajar en preparación, me siento responsable y esperanzada que los niños que son adoptados ahora vivirán una adolescencia distinta, en cuanto a la transmisión de la historia y la generación de espacios para plantear las preguntas. Los adolescentes actuales tienen unos padres muy comprometidos, pero con una preparación menor, y esto plantea un desafío de ir perfeccionando cada vez más la integración de los orígenes, la revelación, etc.
Si uno mira el pasado, como antecedente se sabe que los papás ¨antiguos¨ tenían una postura distinta frente a la revelación, había que decirlo pero no todo, y aún hoy aparecen casos más bien dramáticos de revelación tardía, cuando la persona ya es adulta. Otros papás acataron, porque se les dijo que había que hacerlo, pero ellos realmente no confiaban 100% que eso era lo correcto, y esta duda interior se transmite a los hijos adoptivos. Porque es en estas instancias cuando se construyen las bases de cómo será la adolescencia de ese hijo adoptivo.

¿Cuánto influye en el adolescente adoptivo el tema de la herencia genética, respecto a la similitud de rasgos físicos con sus padres y el cuestionamiento respecto de cómo serán sus progenitores?
N: No seamos simplistas sobre el aspecto genético. El adolescente no está particularmente focalizado en lo físico, es mucho más amplio, ya que conlleva su carácter, personalidad y situación actual. Además, recordemos que esta etapa posee altos grados de agresividad e impulsividad.
Si pudiera hacerles un comentario a los padres, les diría que es fundamental que ellos validen la existencia de las preguntas acerca de los orígenes. Esa actitud abre espacios, ya que la validación real apoya al joven y lo reafirma en la necesidad que se pregunte acerca de sus padres, tanto de los biológicos como de los adoptivos, respecto de su historia, incluyendo la genética. Esto no puede ser vivido como una amenaza.
P: Está el riesgo latente en la cabeza de los papás de sentir que esa pregunta que alude a otros, es una amenaza a lo que construyeron. Al sentirse interpelado por el hijo acerca de otros, les puede hacer sentir que lo que fueron y son actualmente no es suficiente. Aquí pesa la vinculación que existe y que, a estas alturas, está construida. Es por eso que resulta necesario integrar toda la historia anterior en la crisis de adolescencia.

B: En el proceso normativo, todo adolescente se preguntará cuánto se parece a sus padres y cómo puede diferenciarse de ellos para generar una identidad personal. Ahí sí aparece la adopción en el horizonte del cuestionamiento natural: “a quién me parezco”, “como será él, ella”, etc.
Cómo explicarles a los papás que mientras más preguntas surjan, es prueba de lo sólido de la relación entre padres e hijos. Ese es el espacio que mencionamos donde cualquier cuestionamiento es posible.

Además, que recuerden que desde la infancia, el niño ya se ha preguntado y buscado a quién se parece. La línea va por otro lado en la adolescencia, donde se busca diferenciación, no pertenencia.
Para el adoptado siempre estará presente el cuestionamiento o fantasía respecto a sus orígenes, y aquí influye la confianza que existe en el núcleo familiar, si no puede expresar sus inquietudes, tampoco podrá expresar otras temáticas propias de la adolescencia, como su sexualidad, por ejemplo.

En nuestro país, la poca información que se tiene sobre adolescencia adoptiva, ¿es debido a la falta de antecedentes históricos o porque se ha determinado que no es tan distinta de una adolescencia biológica?
P: Pudiera existir un poco de ambas, ya que durante muchos años se trató de igualar la familia biológica a la adoptiva, donde por cierto hay aspectos similares; sin embargo, para mí es fundamental rescatar las diferencias. Esto se aplica a la adolescencia que de por sí es compleja, llena de dudas y desestructurante. Sería bueno investigar cuál es la condición adoptiva en la adolescencia, ya que obviamente durante esta etapa muchas cosas se movilizan en el joven y la adopción por cierto será una de ellas. Los papás que tuvieron una preparación en los tiempos que se tendía a igualar a las familias, pueden tener el conflicto de qué tanto se permiten pedir ayuda, vienen poco a consultar, ya que tienen la idea que si necesitan ayuda o terapia es porque están fracasando en algo. Las familias biológicas, en cambio, pueden tener menos trabas en consultar ante alguna dificultad.
N: Quiero volver la mirada a la adolescencia de los hijos, que también es vivida por los padres como una crisis de ellos, donde por ejemplo su propia infertilidad vuelve a resaltar ante la emergente sexualidad de los adolescentes. Los papás se vuelven a conectar con sus duelos, así que es bueno que ellos sepan que están viviendo su propia crisis como pareja o individualmente, a la par que el adolescente. Es por eso que ellos también tienen que darse un espacio para terapia.
C: Me quedo pensando en lo que reeditan los padres respecto a la sexualidad y también me hace pensar el intento de diferenciarse del adolescente. Probablemente la dificultad para los padres es poder tolerar esa diferencia y no intentar normativizarla. Sus hijos se les convierten en extraños y surge la pregunta, “¿qué hicieron con mi niñito/a?”. Esto les ocurre a padres biológicos y adoptivos, el joven ya no acude a ellos para preguntar por todo, tiene su propio espacio. Ojalá esto no reactive fantasías respecto al origen en los padres.

¿Cómo se podría detectar una sintomatología de “adolescencia adoptiva¨ para que los papás pidan ayuda?
N: La preocupación debe ser por la existencia de conductas de riesgo que ya hemos nombrado, como desórdenes alimenticios, drogas, bajo rendimiendo escolar, alcohol, etc. No necesariamente tiene que ver con la adopción, ni son provocados por esa condición.
B: No creo que el prisma deba ir orientado a si su problema le ocurre por la adopción o no. La pregunta debería ser: ”¿algo le está pasando a mi hijo, a su identidad?” Se debe tener presente que hay una necesidad de diferenciarse, pero también de pertenecer, ambas muy fuertes. El joven ha percibido durante toda su vida cómo ha sido éste y otros temas, en la adolescencia simplemente él toma las cosas como se han tomado antes, por eso es fundamental la historia familiar. Si uno hiciera un paralelo, hay hijos de padres separados que aún no pueden hablarlo, dentro de su código familiar eso no es tema. La apertura debe ser global, si no se puede hablar de adopción, es probable que no se pueda hablar de otras cosas.
P: El que un hijo sea adoptivo puede rondarle como explicación a todo lo que pasa a un adolescente, ya que existe un desconocimiento de uno mismo durante esa etapa. Imagino que puede ser tentadora la idea de explicarse que uno no pertenece a esa familia. Si el niño siente que no puede abrir estos temas por lealtad, tiene que ver con cómo los papás le han permitido cuestionar todos los temas. Ojalá estuviera presente la invitación: “si algún día tú quieres saber o conocer más, yo estaré a tu lado”. También hay una responsabilidad de los papás en lo que pueden esperar, por ejemplo hay unos que llegan con preescolares a la consulta y dicen: ”te traigo al niño porque me hace pataletas” y todos hacen pataletas en ese período. Entonces, deben instruirse, si leen o averiguan, estarán más preparados para detectar síntomas que pudieran ser preocupantes.

C: Es importante que los padres entiendan que, por lealtad, los hijos no suelen abrirse a preguntar y eso puede llevar a conductas de riesgo. Uno se plantea si los padres pueden tolerar la diferenciación y renunciar a que ya no son dueños de ciertas cuestiones de la vida o experiencias de su hijo, que ya no es un niño, permitiéndole crecer y, dentro de ese crecimiento, se expondrá a nuevas experiencias que quizás no sean de su agrado.
¿Cómo aborda el adolescente adoptivo sus orígenes durante esta etapa?
B: Existen varias fantasías que se pueden observar respecto a los progenitores y el origen. En general, éstas se refieren a la historia de qué fue lo que pasó, en qué contexto pasó, qué tipo de mujer y de hombre fueron sus progenitores y muchas de las veces se idealiza a una de las dos figuras. El adolescente se arma un cuento en que, por ejemplo, sus padres biológicos eran demasiado jóvenes para hacerse cargo, buscando una explicación a lo sucedido.
P: Sin duda surgen muchas preguntas respecto a la progenitora, cuáles son y cómo se elaboran los cuestionamientos, tiene que ver con los mecanismos que el adolescente tenga a su alcance y las fantasías del momento. Es un tema complejo de muchas aristas, donde puede ser culpabilizado el progenitor o surgir la explicación que en mejores condiciones para la madre biológica esto no hubiera pasado. Lo que está latente en todo el proceso es el movimiento de sentimientos y emociones. Es importante entender que cada adolescente es una persona en sí misma, con fantasías y con experiencias de vida.

¿Qué les dirían a los padres adoptivos?
B: Que no centren la mirada sobre el hijo, sino sobre el sistema familiar, y que se cuestionen sobre lo que están viendo. Si, por ejemplo, un joven forma parte de una tribu urbana, que los papás se den la oportunidad de preguntarse ¿serán nuestras propias angustias, seremos nosotros los que necesitamos ayuda? Los padres están viviendo la paternidad desde el foco de familia adoptiva, por tanto también pueden pedir apoyo. Quizás les ayude asistir a charlas. El desafío consiste en comprender qué es responsabilidad de ellos en el proceso de revelación y, si algo les resulta muy difícil, pedir ayuda como padres, no esperar que su hijo desarrolle un síntoma. Que se permitan consultar cuando para ellos la adopción sea un tema.
Pero no todas las dificultades hay que consultarlas, depende de cada familia, ya que para el joven todo está en cuestionamiento, incluido los padres.
N: Deben consultar cuando exista algo que realmente les preocupe; que no lleven al hijo, sino que vayan ellos, así no harán que él sea el portador de la problemática. Y que no teman, ya que en la adolescencia no se está jugando la carta del vínculo, esa está en juego todo el tiempo de distintas maneras y desde el comienzo. Los padres deben tolerar la ambivalencia, las dificultades, e intentar entender que cada hijo tiene su individualidad.

C: Tal vez en los padres hay una expectativa implantada por las mismas instituciones que los preparan de cómo tendrían que ser ellos como padres, un ideal que se instala. Deben permitirse la ambivalencia de decir que están agotados, así como un niño puede decirles “¡no te quiero!”. No deben sentirse perseguidos respecto de cómo debiera ser una familia adoptiva en cada etapa.
P: A los papás con la adopción tan presente, les diría que pueden entramparse con achacarle todo a ésta, no estén híper-alertas con la condición de adoptivos. La parentalidad se vive desde otro foco, pero se tiene las mismas preocupaciones y gratificaciones.

¿Y qué les dirían a los adolescentes?
P: A los hijos de todos, biológicos y adoptivos, que se permitan hacer las preguntas.
B: Que se den permiso para indagar, para buscar y validar lo que piensan o sienten.

N: A los adolescentes, hacer un recorrido a propósito de su historia y un reencuentro con lo actual, con lo que viven ahora.

C: Que se permitan poder instalar sus inquietudes y validarlas.

Paulina Ramírez R.
Psicóloga Clínica PUC, con experiencia en evaluación psicológica de matrimonios postulantes y regularización de situaciones de hecho a derecho en instituciones, Sename. En Fundación Chilena de la Adopción en el Proyecto de Orientación y Acompañamiento a la Familia Adoptiva y a cargo de Ciclo de Talleres Pre Adoptivos y de Procesos de Búsqueda de Orígenes.
En su consulta particular atiende niños y adolescentes, entregando orientación y apoyo a los padres.
Bernardo Edwards P.
Psicólogo UGM, postítulo del Instituto Psiquiátrico José Horwitz Barak. Tiene experiencia en clínica infanto-juvenil y como evaluador en el Área Matrimonios Postulantes de Fundación San José para la Adopción.
Actualmente integra el Centro de Diagnóstico y Tratamiento de Vitasalud y atiende a niños y adolescentes en su consulta particular.
Camilo Morales R.
Psicólogo UDP, Magíster en Clínica Psicoanalítica de la Universidad Alberto Hurtado. Tiene experiencia en terapia de reparación especializada y acompañamiento a niños vulnerados en sus derechos (Hogar Santa Catalina), en el Programa de Reparación del Abandono e Institucionalización (PRI) de la Corporación Opción, y en el Programa de Orientación y Acompañamiento Postadoptivo de Fundación Chilena de la Adopción.
Actualmente trabaja en la Corporación Misión de María, Fundación Templanza y Corporación Casa del Cerro, además de atender en su consulta particular a niños y adolescentes.
Nory Délano G.
Psicóloga PUC, postítulo del Instituto Psiquiátrico José Horwitz Barak y Magíster en Psicoanálisis de la Universidad Andrés Bello. Con experiencia como evaluadora y terapeuta del Área de Postulantes y del Área de Regularización de Fundación San José para la Adopción, además del Departamento de Adopción de Sename y en el Programa de Adopción de Fundación Mi Casa.
Actualmente trabaja en la Coordinación del Área Infantil del Centro de Atención Psicológica y Psiquiátrica de la Escuela de Psicología de la Universidad Andrés Bello.
Cita normas A.P.A.:
Lasserre, Jeannette (2012). Conversando sobre adolescencia. Terapeutas expertos hablan de adolescencia adoptiva y biológica. Adopción y Familia, 8, 24-30
URL Abreviada: http://numrl.com/csa08

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