Un hijo es siempre una bendición
La llegada de un hijo es siempre una bendición de Dios y una ocasión para que los nuevos padres consoliden su amor y respondan, con renovadas energías, al desafío de acompañar al nuevo integrante en los caminos que el Señor les irá señalando. El matrimonio se hace ahora una verdadera familia. Lo que era una relación exclusiva entre dos esposos, se extiende ahora al hijo, despertando en ellos una relación absolutamente nueva y única: la relación de padres.
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