28 de julio de 2010

El compromiso con los niños



Hace unos meses, el caso de Matilde remeció a la opinión pública. Se trataba de una pequeña de apenas ocho meses de edad que esperaba para ser entregada en adopción. La notoriedad se obtuvo cuando un tribunal de familia ordenó a la pareja que la tenía a su cuidado, su entrega inmediata para ser recibida por el matrimonio designado para ser sus padres. Pero los cuidadores temporales se rehusaron a hacerlo.
    Ellos habían acompañado a la niña desde los dos meses de edad y sostenían haber establecido un fuerte vínculo de apego con la pequeña Matilde. Basándose principalmente en ese argumento, interpusieron un recurso de protección respaldado con informes profesionales que apoyaban su causa, con el objeto de convertirse definitivamente en sus padres. Finalmente, el tribunal falló en favor del matrimonio que había sido designado por la institución de adopción que tramitaba la causa, quienes recibieron a su hija en una intimidad que fue respetada por los medios.

    Se generó una encendida polémica, en la que participó toda la sociedad, acaparando varios titulares de los medios de comunicación masiva. También nuestro blog recibió numerosas visitas, donde muchos de nuestros lectores pudieron expresar sus opiniones.

    A partir de este debate pueden surgir muchas reflexiones, para nosotros han sido particularmente dos: La primera, que nos encontramos con las voces de una comunidad de familias adoptivas fuerte, deliberante, crítica y cohesionada, que se hizo presente e instaló de diversas maneras su opinión y su visión; y la segunda, que pese al largo proceso que implica formar una familia a través de la adopción, con el desgaste emocional y sentimientos de injusticia que puede representar el que la sociedad resulte tan exigente con los padres adoptivos y tan tolerante con los biológicos; que pese a todo ello, existe una visión compartida de que el proceso de selección y evaluación es necesario y pertinente, y que no es apropiado obviarlo por simple conveniencia personal. 

    De esta manera, el proceso de adopción brinda un fuerte sentimiento de seguridad, con la vivencia de apoyo y compañía a la familia. Sin embargo, para las instituciones y organismos que trabajamos en adopción, el velar por un proceso transparente, autónomo y responsable tiene que ver con el fin último de la adopción, que es restablecer al niño su derecho a vivir en familia. Para que, de este modo, ni Matilde ni otro niño vuelvan a experimentar la incertidumbre sobre sus vínculos futuros y puedan formar lazos familiares en la calidez de su hogar definitivo, con padres realmente preparados para satisfacer sus necesidades y acogerlo con su propia historia.
    Equipo Editorial
    REVISTA ADOPCION Y FAMILIA
    Cita normas A.P.A.:
    Comité Editorial AyF (2009). El compromiso con los niñosAdopción y Familia, 3, 1

    URL abreviada: http://numrl.com/AyF03

2 comentarios:

  1. Lamentablemente no estoy de acuerdo con tu artículo en donde indicas que los padres adoptivos están de acuerdo en la forma que se lleva el proceso... efectivamente el proceso debe ser transparente y ustedes como organizmo fiscalizador deben velar por el bien de los niños, pasar por el Psicólogo y Asistente Social no es el tema de fondo, más bien que sea un tribunal quien tome la determinación de que pareja tiene mejores condiciones para ser los padres adoptivos, cuando se supone que cuando uno entre en la terna, está en igualdad de condiciones, o no es así??? por qué hacer pasar a una pareja luego de haber vivido años de no poder engendra hijos biológicos por una creldad como es la espera... más aún cuando te informan que no eres la pareja elegida??? no debería se el organizmo que tiene los antecedentes y conocen a las parejes quien debiera elegir y de esta forma evitar la larga espera.
    Creo no es justo...los que optamos por el Sename es porque vivimos en regiones donde no tenemos acceso a las fundaciones de adopción y a la vez no contamos con los recursos o no cumplimos con los requisitos para hacerlo por la vía de las fundaciones, que según estudios que he realizado son bastante más expeditas que el Sename.

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  2. La vida de los padres adoptivos esta cargada de frustraciones y duelos, y deben recorrer un largo camino para superarlos y así fundar una familia, algo que para el resto de la población no suele representar mayor problema.
    Cuando los padres han vivido tantas dificultades, es necesario que se limpien del dolor y se predispongan emocionalmente para recibir a su hijo; por su parte, los niños que han comenzado su vida con tantas carencias, necesitan reparar las heridas y, quienes lo acojan como su familia definitiva, deben estar capacitados para ofrecerle las herramientas psicológicas y emocionales que le permita hacerlo.
    Resulta frustrante cuando la meta se percibe tan lejana, plagada de obstáculos como certificados, evaluaciones, talleres de capacitación, ternas en el tribunal, espera y falta de certeza del tiempo de duración de los procesos. Lo que cuesta percibir es que éstos no son obstáculos, sino peldaños que nos llevan a alcanzar la cumbre y que gradualmente nos acercan a la meta.
    Es cierto que el sistema es perfectible, que existen procedimientos que mejorar, y se trabaja permanentemente en ello, pero no se pierde el norte que éste debe ser transparente, autónomo y realizado de modo responsable, en beneficio de los niños que esperan por la familia que necesitan, que sea capaz de cubrir del mejor modo sus necesidades, que tenga las habilidades para salir airosos cuando los ponga a prueba, que puedan darle la seguridad y estabilidad que necesita.
    Este proceso falible e imperfecto, en ocasiones insuficientemente justo, es el que nos permite reunir a padres e hijos y que intenta ofrecer seguridad y confianza a las familias que las cosas se hacen responsablemente en beneficio de todos los involucrados, lo mejor posible.
    Equipo Editorial AyF

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