Hace unos meses, el caso de Matilde remeció a la opinión pública. Se trataba de una pequeña de apenas ocho meses de edad que esperaba para ser entregada en adopción. La notoriedad se obtuvo cuando un tribunal de familia ordenó a la pareja que la tenía a su cuidado, su entrega inmediata para ser recibida por el matrimonio designado para ser sus padres. Pero los cuidadores temporales se rehusaron a hacerlo.
Lamentablemente no estoy de acuerdo con tu artículo en donde indicas que los padres adoptivos están de acuerdo en la forma que se lleva el proceso... efectivamente el proceso debe ser transparente y ustedes como organizmo fiscalizador deben velar por el bien de los niños, pasar por el Psicólogo y Asistente Social no es el tema de fondo, más bien que sea un tribunal quien tome la determinación de que pareja tiene mejores condiciones para ser los padres adoptivos, cuando se supone que cuando uno entre en la terna, está en igualdad de condiciones, o no es así??? por qué hacer pasar a una pareja luego de haber vivido años de no poder engendra hijos biológicos por una creldad como es la espera... más aún cuando te informan que no eres la pareja elegida??? no debería se el organizmo que tiene los antecedentes y conocen a las parejes quien debiera elegir y de esta forma evitar la larga espera.
ResponderEliminarCreo no es justo...los que optamos por el Sename es porque vivimos en regiones donde no tenemos acceso a las fundaciones de adopción y a la vez no contamos con los recursos o no cumplimos con los requisitos para hacerlo por la vía de las fundaciones, que según estudios que he realizado son bastante más expeditas que el Sename.
La vida de los padres adoptivos esta cargada de frustraciones y duelos, y deben recorrer un largo camino para superarlos y así fundar una familia, algo que para el resto de la población no suele representar mayor problema.
ResponderEliminarCuando los padres han vivido tantas dificultades, es necesario que se limpien del dolor y se predispongan emocionalmente para recibir a su hijo; por su parte, los niños que han comenzado su vida con tantas carencias, necesitan reparar las heridas y, quienes lo acojan como su familia definitiva, deben estar capacitados para ofrecerle las herramientas psicológicas y emocionales que le permita hacerlo.
Resulta frustrante cuando la meta se percibe tan lejana, plagada de obstáculos como certificados, evaluaciones, talleres de capacitación, ternas en el tribunal, espera y falta de certeza del tiempo de duración de los procesos. Lo que cuesta percibir es que éstos no son obstáculos, sino peldaños que nos llevan a alcanzar la cumbre y que gradualmente nos acercan a la meta.
Es cierto que el sistema es perfectible, que existen procedimientos que mejorar, y se trabaja permanentemente en ello, pero no se pierde el norte que éste debe ser transparente, autónomo y realizado de modo responsable, en beneficio de los niños que esperan por la familia que necesitan, que sea capaz de cubrir del mejor modo sus necesidades, que tenga las habilidades para salir airosos cuando los ponga a prueba, que puedan darle la seguridad y estabilidad que necesita.
Este proceso falible e imperfecto, en ocasiones insuficientemente justo, es el que nos permite reunir a padres e hijos y que intenta ofrecer seguridad y confianza a las familias que las cosas se hacen responsablemente en beneficio de todos los involucrados, lo mejor posible.
Equipo Editorial AyF