22 de diciembre de 2010

Marta Hermosilla, psicóloga especialista en adopción


El ingreso al colegio
Todos los padres sienten aprensión ante el ingreso del hijo a una institución escolar. La gran mayoría de los niños va a jardín infantil y enseñanza preescolar, con lo que la separación va siendo gradual. Pese a ello, el ingreso a la educación formal implica un hito en la familia, el niño va a comenzar un proceso de aprendizaje que ya no depende de los padres, recibirá influencias diversas y entrará a una rutina distinta, donde es uno entre muchos; tendrá que cumplir horarios y responder por sus actos. De alguna manera pierde su lugar de centro de su mundo.

    Para los padres adoptivos, este ingreso del hijo a un mundo distinto, generalmente vuelve a sacudirnos y a hacernos sentir la diferencia de nuestra parentalidad, hay nuevamente tareas diferentes: ¿Habrá que contar o no en el colegio que el niño es adoptivo? Si no lo contamos y el niño lo dice, los profesores pueden sentirse molestos; en cambio si lo contamos y los profesores son prejuiciados, ello puede perjudicar al niño, porque él necesita que se le trate como lo que es: un niño, sin apellidos. El hecho de ser adoptivo no afecta su capacidad intelectual ni su simpatía, pero sí le afecta cómo otros perciban esta realidad. La información de la adopción de un niño es conveniente hacerla cuando se lo matricula, explicitando que es una información que si bien no se oculta, no se debe repartir a todo nivel. El niño desde los seis años más o menos siente que la información de la adopción es algo propio e incluso a algunos niños les molesta que los padres hablen de ella. Él debe pasar por un proceso de aceptarlo con tranquilidad antes de poder contarlo. Es importante que sea el niño quien hable de su adopción, si lo desea y cuando lo desee
    Elegir el colegio siempre es un desafío que implica más dudas y vacilaciones que en el caso de los padres biológicos. Es difícil saber cuál es el colegio más adecuado, ya que el que lo es para un niño puede no serlo para otro. Pero, en general, es conveniente conocer la posición del colegio frente a la adopción antes de matricular al niño. La incultura reinante en nuestro país hace que niños morenos se sientan marginados en ciertos colegios. Si su hijo es moreno, busque un colegio donde haya niños de todos colores, con ello va a ampliar su propio margen de tolerancia.
    A veces los niños preguntan a quien le pueden decir que son adoptados, la respuesta a mi juicio debe ser "a quien tú quieras". El sentido es que ésta es una información que corresponde a la familia y que se puede compartir, pero no es una carta de presentación de la persona. Cómo los padres manejen el tema desde el principio, va sin duda a teñir esta situación en especial, ya que al ingresar a la etapa escolar va a ser él quien tenga que manejar las reacciones de sus pares respecto al hecho de ser adoptado. Debe ser él quien diga, cuando quiera, a sus amigos, compañeros y profesores, el hecho de su adopción. Algunos lo dicen espontáneamente al curso, otros sólo lo comentan con su mejor amigo. Como sea, todos tienen que aceptarlo y no imponerle nada. Es su verdad, su información privada, él sabrá con quien compartirla.
    Los padres tememos que nuestro hijo sufra, todos los niños están expuestos a sufrir por actitudes de terceros. Quienes no comprenden lo que significa la adopción, pueden decir cosas crueles. Ello a veces es inevitable. La única defensa con que puede contar el hijo es tener muy clara su verdad frente a los demás.
    En algunos casos, los niños deben aceptar y manejar el hecho de ser diferentes físicamente al resto de su familia. Si antes no lo sabía, ahora se dará cuenta de ello. En algún momento va a sentir pena por ser adoptado al presentir el abandono que hay tras su adopción. El apoyo de los padres en estos momentos es crucial y pasa por darse cuenta del proceso interno que el niño está viviendo y acompañarlo en su pena. Lo que también es un peso para los padres, pues no hay dolor más duro que el dolor de los hijos y, al no poder hacer nada para evitarlo, sólo es posible acompañarlos.
    No hay reglas sobre cómo va a vivir un niño su adopción en su colegio, ni cómo van a reaccionar los demás. Hay niños que tienen serios problemas, hay otros que no. Lo importante es que el hijo acepte de tal manera su adopción como una realidad de su vida que es indiscutible y valiosa, que pueda tener respuestas para todo lo que puedan decirle. Esa es la tarea de los padres.

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