Salud y Familia

M. Paulina Prat C.
Educadora de Párvulos
Construir el vínculo día a día

Los niños que son adoptados y llegan finalmente a integrarse a una familia, junto con alcanzar el derecho esencial de pertenencia, viven una serie de cambios en su cotidianeidad que pueden afectar directamente su integración al nuevo espacio afectivo que se abre para él o ella, si no se analizan y consideran oportunamente algunos aspectos, ya que todo lo que se presente ante él, ante sus ojos y sus sentidos, será nuevo.

Padre y madre han de compartir lo que cada uno descubre del niño, interpretando sus reacciones y emociones e “intentando leer su mente” al observar sus gestos, movimientos y expresiones.
Compartir las tareas de atención y cuidados diarios para no sobrecargar sólo a uno de los miembros de la pareja, además del mutuo apoyo, contribuye a que el niño sienta que cuenta con dos personas totalmente disponibles para él.
El primer periodo desde el encuentro y la llegada a casa han de representar momentos únicos de intimidad, a partir de los cuales se consolida una relación emocional muy fuerte, constituyéndose en sus figuras afectivas exclusivas y, gradualmente, incorporando a otras personas que también conforman el entorno afectivo del niño. Resguardar esta calidad del espacio es una gran responsabilidad de los padres, pese a que con legitimo derecho quieran compartir con otros la enorme alegría que al fin están vivenciando. El no resguardo de este delicado y trascendental proceso puede constituirse para él en fuente de estrés y tensiones.
Al llegar a su hogar definitivo, el niño ya tiene conformado su ritmo diario, ha desarrollado una serie de hábitos de sueño y alimentación, entre otros, que se deben reconocer y respetar, ajustándose inicialmente los padres a las necesidades de su hijo, para luego ir incorporando modificaciones en conjunto a medida que el niño se sienta seguro y vaya creciendo, ya que tendrá otros requerimientos, cambiarán sus ritmos de sueño y vigilia, la alimentación se hará más diversa y demandará juguetes que le aporten desafíos interesantes y adecuados.
La misión esencial de los padres adoptivos es ser capaces de construir día a día, junto al niño, mil formas de expresar su incondicional afecto, a través de miradas, diálogos, juegos y caricias que le permitan ir sintiéndose acogido, contenido y considerado, en una palabra: amado.
Es muy importante tener presente que el niño, cualquiera sea su edad, ha vivido experiencias de dolor y que las emociones, como pena o rabia, aflorarán y ellos tendrán que descubrir y aprender a repararlas, confiando en la plasticidad del desarrollo emocional infantil y en sus propias habilidades como padres.
Las necesidades del niño van cambiando con la edad, pero la base afectiva, la construcción de una profunda seguridad y contención emocional, es el pilar que potenciará el despliegue de todos los otros ámbitos de su crecimiento y desarrollo. Confiando en sus padres, el niño evidenciará un despliegue como activo explorador del entorno.
Para favorecer la identificación con su familia adoptiva, se recomienda que desde el comienzo estén juntos como figuras exclusivas el mayor tiempo posible, tomando gran importancia la licencia postnatal y valiéndose de días de permiso o vacaciones con que puedan contar.
Según la necesidad de cada familia, la sala cuna o el jardín infantil puede representar una muy buena alternativa para el niño, pero sólo luego de un periodo de al menos 6 meses de estar en forma exclusiva con las personas de su entorno familiar. La elección de un centro educativo requiere de una evaluación de su proyecto pedagógico, de los espacios y experiencias que ofrecen para su desarrollo y aprendizaje, de la calidad afectiva de los cuidados y de la relevancia de la temática de apego en sus prácticas. Deben considerarse también las estrategias que éste provee a los padres para mantener la cercanía con su hijo y estar constantemente informados e incorporados.
Relacionarse con otros padres adoptivos, con familias de su entorno y con expertos de diferentes redes, les brindará la posibilidad de compartir experiencias y temores, despejar dudas y confirmar o modificar las decisiones que están tomando.