30 de diciembre de 2011

Pbro. Rodrigo Tupper


Los predilectos de Dios
La adopción es un regalo tanto para una familia que no ha podido concebir, como para un niño que ha perdido a su familia de origen. También se entiende como una medida legal de protección a la infancia, se busca de este modo, preservar el derecho de todo niño a tener una familia. Es en la relación del recien nacido y del niño pequeño donde este puede experimentar en su vida inicial una relación íntima, amable, cálida, que se extiende en el tiempo.Esta primera experiencia de apego tiene múltiples consecuencias en la vida afectiva futura del niño o niña. 
    A pesar de los esfuerzos porque los niños “institucionalizados” puedan satisfacer sus necesidades emocionales básicas, no siempre se puede asegurar un desarrollo sano de los niños que estan a la espera de la adopción. Estudios realizados en Europa, luego de la Segunda Guerra mundial donde un gran numero de niños creció en Orfanatorios, han demostrado que tanto el crecimiento físico (altura y peso) como el emocional se retardó un mes por cada cinco meses que pasaron en estas instituciones.
    Muchos en situación de adopción proceden de ambientes familiares desestructurados, han sufrido maltrato físico o sicológico motivos por lo cuales fueron separados de su familia de origen. Lamentablemente la experiencia muestra que esta situacion que ha generado esta separación no es susceptible de cambiarse lo que lleva indefectiblemente a estos niños a entrar en el proceso de la adopcion con sus caracteristicas propias, es decir: entrar en la espera, a veces muy larga y sostenida de una familia que quiera adoptarlos, a veces sin ningun resultado.
    Me he detenido en describir estas circunstancias ya que es desde ellas que se situa la familia que adopta y que puede reparar una experiencia ya de por si dolorosa y que repercutirá de una u otra forma en la entereza emocional del hijo adoptado. Se requiere por tanto considerar las circuntancias previas de la vida de ese hijo para que su evolucion sea mas sana y fecunda asi como considerar las propias historias de vida con sus dolores, fracasos, pérdidas y duelos elaborados o no. Esto ya que la propia vida de papá y mamá se unen a otra vida vulnerada y vulnerable.
    Sin embargo, el solo hecho de contar con un clima familiar de calidez, cariño, que el niño pueda experimentar que sus necesidades son atendidas, puede significar un rápido avance en sus potencialidades y su desarrollo, aunque en algunas ocasiones se experimente retroceso o desestabilización.
    En las Sagradas Escrituras el pobre, la viuda y el huerfano ocupan un lugar muy importante: son los predilectos de Dios. Para ellos se prescribe un conjunto de actitudes y medidas sociales para atenuar su sufrimiento. Los pobres de la Biblia tienen derechos insoslayables que son sagrados. ¡Qué más sagrado que un niño que ha sufrido abandono! La reparacion es imprescindible para el niño adoptado, es un derecho y un deber de la familia otorgarlo. Procurar un apego sano, entregar toda la contencion necesaria son tareas ineludibles para sus padres adoptivos que permitan a su hijo adoptado contar con una nueva oportunidad para su vida.

    Cita normas A.P.A.:
    Tupper, Rodrigo (2011). Los predilectos de DiosAdopción y Familia, 7, 38
    URL abreviada: http://numrl.com/prt07

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