26 de diciembre de 2012

Salud y Familia

Vanessa Yankovic, Psicóloga

No resulta extraño que cuando los niños mayores llegan a una nueva familia manifiesten dificultades en su alimentación. Estos comportamientos pueden variar entre rechazar la comida, robarla y esconderla o comer compulsivamente. Con frecuencia esto se relaciona  directamente con la falta de seguridad o certeza que tienen acerca de si van a ser alimentados y cuándo. Es probable que en su infancia temprana sufrieran los tristes efectos de la negligencia, abuso o privación. Con tiempo y paciencia, sin embargo, los problemas de alimentación pueden ceder. Y como muchas familias lo pueden confirmar, este esfuerzo vale la pena.

Cuando un bebé nace, depende absolutamente del medio que lo rodea. Si éste no manifiesta las condiciones mínimas para su cuidado, no será capaz de sobrevivir. Por ello, el recién nacido es altamente vulnerable y susceptible a las privaciones, negligencias o abandono.
La primera forma de relacionarse del bebé con el mundo es a través de la alimentación, fundamental para la supervivencia. El alimento otorgado a través del pecho materno es fuente esencial de nutrientes para su desarrollo, pero también entregará cercanía, contención y apego, generándose un vínculo emocional que determinará las bases para sentirse tranquilo, seguro y confiado en el medio. A través de la alimentación se otorgan no sólo los aspectos nutritivos claves para el desarrollo físico, sino que también se desarrolla el apego seguro y la confianza básica de un bebé.

Por esto, cuando el medio ambiente falla en otorgar una sensación de contención, satisfacción y seguridad, podemos observar el desarrollo de alteraciones en torno a la comida. Este fenómeno pareciera representar una defensa frente a la privación o negligencia sufrida anteriormente. Los comportamientos pueden variar; algunos niños comen compulsivamente todo tipo de comida, otros muestran rechazo a la alimentación, otros paseos nocturnos buscando comida, robo, a veces vómitos o conductas disruptivas durante la alimentación. Estos comportamientos son frecuentes y, tal como fue dicho, van de la mano con las dificultades que el niño sufrió en sus cuidados primarios.
Para los padres, la clave se encuentra en tratar la causa de estos síntomas, ofreciendo un ambiente donde el niño logre sentir que el alimento, y por ende el afecto, están disponibles para cuando él lo necesite. Se debe encontrar qué funciona mejor para cada niño, ya que las experiencias y las necesidades son únicas. Lo importante es comenzar por determinar qué es lo que él necesita.
Por ejemplo, frente al robo de comida probablemente el niño necesite sentirse seguro de que la hay disponible. Es importante mostrarle dónde puede encontrarla cuando la necesite y así ir aliviando su ansiedad. Si el niño la rechaza, el permitirle un mayor control sobre lo que come sin demasiadas exigencias, posiblemente despierte su interés por otros alimentos. Introducir nuevos sabores y texturas, hacerlo lentamente y mezclando algo nuevo con sus comidas favoritas.
En ocasiones, permitir un capricho específico con algún tipo de alimento puede tener un efecto más positivo que tratar de resistirse. Sin llegar a realizar una comida diferente para cada miembro de la familia, en ocasiones se pueden hacer cosas especiales para los gustos individuales.
Los tiempos de comida diarios son un momento ideal para compartir en familia de forma nutritiva y divertida. Recorrer el proceso de seleccionar los alimentos, cocinarlos, presentarlos y disfrutar de ellos, así como la limpieza después, son rituales que favorecen la comunicación y unión entre los miembros. Una rutina regular, relajada, reduce la ansiedad del niño a la hora de comer, mejora el apetito, y, en definitiva, favorece a la consolidación del apego con su nueva familia.
La alimentación no se trata sólo de calorías, sino de incorporar, tanto a nuestro cuerpo como a nuestra mente y espíritu, cosas que nos nutran, nos hagan crecer y nos permita desarrollarnos de forma sana física y psicológicamente. Por ello es que ayudar a nuestro hijo en esta tarea es tan importante.

Cita normas A.P.A.:
Yankovic, Vanessa (2012). Adopción y trartornos alimentarios. Adopción y Familia, 8, 38
URL Abreviada: http://numrl.com/syf08

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