Más allá de las palabras
Pocas cosas en la vida producen más ternura que un
bebé haciendo gestos, ya sea jugando, despidiéndose o manifestando cariño. Sin
embargo, poco sabemos que detrás de esa comunicación no verbal, espontánea y
muchas veces tan instintiva, se encuentra una puerta que lleva a un mundo de
beneficios para ese niño o niña, sus padres y su entorno. La invitación
entonces es a abrirla y explorar de qué se trata la comunicación gestual o
BabySigns, que favorece la comunicación entre las guaguas y sus padres, en la
etapa previa a la aparición del lenguaje.
Todos usamos los gestos para comunicarnos y los bebés
también los realizan cuando son enseñados de manera espontánea por los adultos.
Son movimientos físicos simples que simbolizan una acción, como despedirse
agitando la manito, aplaudir o tirar besos. Algo aparentemente tan natural,
llamó la atención de las psicólogas norteamericanas Linda Acredolo y Susan Goodwyn,
en 1982, quienes descubrieron que los bebés entre los 10 y 15 meses de edad
utilizan espontáneamente gestos simples para representar palabras que aún no eran
capaces de decir, como agitar los brazos, para referirse a un pájaro.
A partir de esta observación, decidieron investigar
qué ocurría cuando se estimulaba la realización de esos gestos de manera
intencionada en la casa, creando el programa BabySigns, que consiste en
enseñarle a bebés sin déficit sensorial y antes de que empiecen a hablar, un
lenguaje compuesto por gestos simbólicos que les permite comunicarse de manera
simple con sus padres. El objetivo de este programa es fomentar el desarrollo
de gestos sencillos y fáciles de aprender, con una fuerte vinculación con la
forma o función del referente y posibles de ser modificados de acuerdo a la
cultura familiar, con un fuerte énfasis en los aspectos emocionales a la base
de la comunicación.
“En investigaciones que hemos realizado, hemos visto
que entre los 7 y 8 meses ya las guaguas empiezan a hacer sus primeros gestos.
Por lo tanto, el nivel de vocabulario a los 12 meses no es menor, aunque va a
depender del niño y de la persistencia que tengan los adultos en enseñarles
estos gestos”, explica Chamarrita Farkas, psicóloga de la Universidad Católica,
quien ha estudiado en profundidad el tema y es autora del libro ‘Gestos que hablan’. De acuerdo a ella,
ésta es una muy buena herramienta, porque
permite favorecer la comunicación con los padres y adultos
significativos, generando un mejor vínculo. “Los niños están más contentos,
porque los adultos los entienden mejor y produce también mayor seguridad y
competencia en los padres, porque entienden lo que el niño les quiere decir”,
sostiene.
Agrega que alrededor del año de edad el niño ya
comprende mucho, pero no se puede comunicar. “Si es que habla, tendrá una
palabra, pero no mucho más. Entonces hay mucho que el niño quisiera comunicar o
mostrar y no tiene todavía la madurez fono-respiratoria para poder hablar. Con
esto, la idea es establecer un puente en la comunicación entre el niño y los
adultos hasta que el lenguaje verbal sea posible”.
Un beneficio concreto y directo de la comunicación
gestual se ve en el desarrollo del lenguaje en los niños, que empiezan a hablar
antes. “Han demostrado tener un buen vocabulario y tienen mejor comprensión del
lenguaje. Se han hecho estudios en los que se ha podido observar que estos
resultados en el lenguaje se mantienen hasta segundo básico. También se han
demostrado beneficios en aspectos cognitivos y socioemocionales de los niños”.
Esto quiere decir que los niños que desarrollan la comunicación gestual con sus
padres o adultos significativos son niños más seguros y más comunicativos y
tienen mejor vínculo con sus padres, quienes reportan menos pataletas y tienen
una percepción más positiva de las conductas de su hijo, lo que evidentemente
genera un entorno más feliz y armónico.
“En este punto hay dos posturas”, explica la
especialista. La primera busca enseñarle a las guaguas el lenguaje de señas,
como un lenguaje más formal y donde el foco está puesto en el desarrollo del
lenguaje y las variables cognitivas del niño. Farkas se suscribe a la segunda
línea, en la que más bien se le enseñan gestos con una mayor libertad y
espontaneidad, con el foco puesto en la comunicación y el desarrollo del
vínculo. “No es tan importante qué gesto se hace, sino que en esa familia o en
esa sala cuna estén de acuerdo con ese gesto y exista coherencia y
perseverancia con él. Quiere decir que hay un puente de comunicación,
independientemente de la forma en que se realice el gesto”.
Es por esto que en el establecimiento y
fortalecimiento de los vínculos con los padres o adultos significativos, esta
comunicación con señas o gestos puede ser de gran ayuda, pero advierte que
“tampoco es mentolatum”. Advierte que
“si existe algún tipo de problema, dependiendo de la gravedad y su naturaleza,
se hace necesario hacer otras cosas también”.
Sin embargo, agrega que como padres, dentro de todas
las cosas que uno puede hacer, es una herramienta bastante sencilla, fácil y
que se ha visto tiene beneficios, permitiendo establecer puentes de
comunicación. “A veces hay niños que han tenido algunas dificultades y por eso
se demoran más en empezar a hablar, pero a través de gestos sencillos pueden
establecer una comunicación con los adultos que le facilite la relación”.
Destaca la importancia que, si bien al niño se le
empiezan a hacer gestos, esto no implica que se le va a dejar de hablar. El
gesto siempre va acompañado de la palabra, sino el niño no tiene cómo hacer la
conexión entre la palabra, el objeto y el gesto. La idea es potenciar más
canales en el proceso de la comunicación.
Otro punto importante es que siempre hablamos con
gestos. Con los niños nos comunicamos con gestos, lo hacemos en todas nuestras
interacciones cotidianas, pero la idea es implementar y potenciar una
herramienta que ya se ocupa, de modo que uno sea consciente que esto contribuye
a la comunicación con el niño y lo intensifique. No es que vayamos a hacer algo
que nunca hayamos hecho antes, pero la idea es mostrar la utilidad que tiene
para el niño, entonces fomentarlo y potenciarlo. En el caso de un niño que
habla, pero habla poco, el gesto también puede contribuir a abrir nuevas vías
de comunicación. También hay palabras o
conceptos que son más difíciles de explicar verbalmente que con gestos. “Por
ejemplo, si tengo que explicarle a un niño cómo tiene que abrir un frasco, si
es de tapa rosca o a presión, es más fácil explicarle con el movimiento, que
sin usar el gesto”. Cuando se usa el lenguaje, hay gestos que contribuyen a
simplificar conceptos que son más complicados de explicar.
El aprendizaje de esta comunicación gestual se puede
realizar de manera autónoma, a través de Internet o revisando la literatura
relacionada con el tema, como el libro ‘Gestos
que hablan’. Pero, además, es posible asistir a los talleres que se
realizan en BabySigns Chile, filial chilena de BabySigns estadounidense, y que
informan a través de su sitio web www.babysigns.cl.
También la Escuela
de Psicología de la
Universidad Católica explica la comunicación gestual en www.gestosdelbebe.cl.
Gestos que hablan
¿Alguna vez has intentado ayudar a un bebé que llora,
pero que no es capaz de decirte qué está mal?, o ¿alguna vez has visto a un
bebé señalando insistentemente algo y no eres capaz de adivinar qué ve o qué
quiere? Todo padre, madre, educador o persona a cargo del cuidado de niños
pequeños ha pasado por estas experiencias.
Este libro aporta una revisión actualizada del tema
de la comunicación gestual en bebés, además de recoger y compartir las
experiencias tras años de investigación en Chile en relación con el desarrollo
del lenguaje de los niños y sus aspectos socioafectivos y cognitivos. Su
principal aspiración es convertirse en una herramienta útil de trabajo para
distintos profesionales, tanto chilenos como latinoamericanos, que trabajan en
el campo de la infancia temprana, así como apoyar a padres y madres que buscan
comprender y comunicarse mejor con sus bebés, logrando así vínculos más cálidos
y cercanos.
Chamarrita Farkas K., realizó sus estudios de
pregrado en la Escuela de Psicología de la Pontificia Universidad Católica de
Chile. Posteriormente obtuvo su Magíster en Psicología en dicha universidad y
actualmente es candidata a Doctor en Psicología en la Universidad Nacional de
San Luis, Argentina. Reconocida por sus aportes en infancia temprana, con más
de 15 publicaciones en revistas académicas, tiene una amplia línea de
investigación en temas como interacciones tempranas, promoción de apego y comunicación
gestual, siendo investigadora principal y coinvestigadora en proyectos
Fondecyt.
Siredey, Verónica (2013). “Comunicación gestual: Más allá de las
palabras”. Adopción y Familia, 9, 8-10
URL
Abreviada: http://numrl.com/cgb09
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