29 de agosto de 2013

Gabriela Luchsinger Yanes


Sintiendo a tu hijo
“Crece mi bebe, crece. No dejes de respirar. Mantente firme y resiste en esa guatita que te traerá a este mundo. Aquí te estamos esperando, con los brazos abiertos y cantándote a distancia pero muy, muy cerca de tu corazón”.
Tal vez una de las cosas que yo pensaba que podría echar de menos del embarazo, era el contacto con mi hijo. Pero de manera instintiva sustituí las palabras por la escritura. Desde el día uno que decidimos adoptar, fui a comprar el diario de vida mas lindo que pudiera haber encontrado y un lápiz, que me acompañaron toda la espera de mi hijo.
Y les sé decir que hasta el día de hoy agrego fotos o pensamientos o crecimientos de él.
Efectivamente, ¿qué es lo que notoriamente nos hace diferencia con las que esperan sus hijos en la guata? O dicho de manera más científica… con las madres biológicas?
En mis escasos conocimientos científicos, pienso que parte importante es ese poder ver y sentir cómo tu hijo(a) va creciendo dentro de ti. Pero vayamos un poquito más allá, sin necesidad de tener alguna formación religiosa o espiritual. Déjate llevar por la emoción y por el corazón, y siente que TU HIJO ESTA ESPERANDO LLEGAR A TU HOGAR! Eso es asi. Ellos te escogen a ti, no tú a ellos.
Por lo que no te quepa la menor duda que donde esté él te está mirando, observando y sintiendo…
Si se te hace difícil escribir, empieza a anotar paso a paso lo que vayas haciendo para lograr su llegada. Escribe, por ejemplo, el primer día de tu entrevista con la asistente o con el hogar.
Recuerdo que la noche después de la primera entrevista le comenté a mi marido: “Siento que hoy me puse en campaña”. Y así, paso a paso, fui anotando en su diario de vida cada entrevista, cada pensamiento, cada conversación que quería tener con él.
Escribía casi todos los días. Escribía, por ejemplo, cuando fuimos a la primera entrevista con la asistente que nos delegaron o cuando pasó el día de la madre y él aún no llegaba; cuando pasamos la primera navidad sabiendo que sería tal vez la ultima en que estábamos sin él; cuando lo echaba de menos y quería cantarle y acunarlo; cuando lo podía sentir cerca mió; cuando me desvelaba en la noche y soñaba pensando en cómo seria…
Son tantas las cosas que uno tiene para contarle, para compartir, para apegarse a él desde el corazón.
Dale animo, dale fuerza, explícale que lo estás esperando, explícale lo generosa que es esa mujer que está cuidándolo por que tú no lo puedes tener en tu guatita, explícale que es un regalito de la vida el tenerlo después de tanto tiempo de intentos.
Explícale, por ejemplo, que le tienes una cunita y una pieza llena de peluches para esperarlo; cuéntale cuando tengas penitas, por qué no lo tienes aún al lado tuyo. Cuéntale de tu familia, cuéntale de lo que está viviendo tu país, en tu trabajo, en tu hobby. Descríbele a sus abuelos, cuéntale que ellos también lo esperan con ansias; si tiene un hermano, también dile que lo espera con muchas ganas. Háblale de sus tíos, primos, de tus amigos.
Haz que ese lápiz y papel se conviertan en tu manito pasándola alrededor de tu pancita.
Haz que sea él parte en el día a día de tu vida, de tus sentimientos y de todo lo que respiras.
No sientas vergüenza. Ábrele el corazón a tu hijo y no sientas que estás loca… Créeme que tu hijo(a) esta ahí, esperando pacientemente llegar a tus brazos como tú esperas tenerlo pronto en los tuyos.
Cita normas A.P.A.:
Luchsinger, Gabriela (2013). Sintiendo a tu hijoAdopción y Familia, 9, 17

URL Abreviada: http://numrl.com/gly09

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