Sintiendo a
tu hijo
“Crece mi bebe, crece. No dejes de
respirar. Mantente firme y resiste en esa guatita que te traerá a este mundo.
Aquí te estamos esperando, con los brazos abiertos y cantándote a distancia
pero muy, muy cerca de tu corazón”.
Tal
vez una de las cosas que yo pensaba que podría echar de menos del embarazo, era
el contacto con mi hijo. Pero de manera instintiva sustituí las palabras por la
escritura. Desde el día uno que decidimos adoptar, fui a comprar el diario de
vida mas lindo que pudiera haber encontrado y un lápiz, que me acompañaron toda
la espera de mi hijo.
Y
les sé decir que hasta el día de hoy agrego fotos o pensamientos o crecimientos
de él.
Efectivamente,
¿qué es lo que notoriamente nos hace diferencia con las que esperan sus hijos
en la guata? O dicho de manera más científica… con las madres biológicas?
En
mis escasos conocimientos científicos, pienso que parte importante es ese poder
ver y sentir cómo tu hijo(a) va creciendo dentro de ti. Pero vayamos un poquito
más allá, sin necesidad de tener alguna formación religiosa o espiritual. Déjate
llevar por la emoción y por el corazón, y siente que TU HIJO ESTA ESPERANDO
LLEGAR A TU HOGAR! Eso es asi. Ellos te escogen a ti, no tú a ellos.
Por
lo que no te quepa la menor duda que donde esté él te está mirando, observando
y sintiendo…
Si
se te hace difícil escribir, empieza a anotar paso a paso lo que vayas haciendo
para lograr su llegada. Escribe, por ejemplo, el primer día de tu entrevista
con la asistente o con el hogar.
Recuerdo
que la noche después de la primera entrevista le comenté a mi marido: “Siento
que hoy me puse en campaña”. Y así, paso a paso, fui anotando en su diario de
vida cada entrevista, cada pensamiento, cada conversación que quería tener con él.
Escribía
casi todos los días. Escribía, por ejemplo, cuando fuimos a la primera
entrevista con la asistente que nos delegaron o cuando pasó el día de la madre
y él aún no llegaba; cuando pasamos la primera navidad sabiendo que sería tal
vez la ultima en que estábamos sin él; cuando lo echaba de menos y quería
cantarle y acunarlo; cuando lo podía sentir cerca mió; cuando me desvelaba en la
noche y soñaba pensando en cómo seria…
Son
tantas las cosas que uno tiene para contarle, para compartir, para apegarse a él
desde el corazón.
Dale
animo, dale fuerza, explícale que lo estás esperando, explícale lo generosa que
es esa mujer que está cuidándolo por que tú no lo puedes tener en tu guatita, explícale
que es un regalito de la vida el tenerlo después de tanto tiempo de intentos.
Explícale,
por ejemplo, que le tienes una cunita y una pieza llena de peluches para
esperarlo; cuéntale cuando tengas penitas, por qué no lo tienes aún al lado
tuyo. Cuéntale de tu familia, cuéntale de lo que está viviendo tu país, en tu
trabajo, en tu hobby. Descríbele a sus abuelos, cuéntale que ellos también lo
esperan con ansias; si tiene un hermano, también dile que lo espera con muchas
ganas. Háblale de sus tíos, primos, de tus amigos.
Haz
que ese lápiz y papel se conviertan en tu manito pasándola alrededor de tu
pancita.
Haz
que sea él parte en el día a día de tu vida, de tus sentimientos y de todo lo
que respiras.
No
sientas vergüenza. Ábrele el corazón a tu hijo y no sientas que estás loca… Créeme
que tu hijo(a) esta ahí, esperando pacientemente llegar a tus brazos como tú
esperas tenerlo pronto en los tuyos.
Cita normas A.P.A.:
Luchsinger, Gabriela (2013). “Sintiendo a tu hijo”. Adopción y Familia, 9, 17
URL
Abreviada: http://numrl.com/gly09
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