29 de agosto de 2013

Ps. Marta Hermosilla

La importancia de la familia biológica
Cuando se recibe un niño en adopción, los padres quisiéramos olvidarnos por completo del origen del niño, éste es sentido tan propio, que el pensar en “la otra familia” es penoso. Cuando se piensa en los orígenes del hijo, generalmente se piensa en la progenitora, esto sucede tanto a los hijos como a los padres. Es muy raro que un niño pregunte por el progenitor, generalmente sólo pregunta, al principio, por la progenitora. El goce de tener un hijo, muchas veces hace que queramos olvidar o buenamente olvidemos por lapsos, que hay una mujer en su origen. Pero, ¿podemos olvidarnos totalmente? No, sería ignorar los nueve meses que el niño pasó dentro del vientre que le permitió crecer, sentir, vivir. Que le permitió ser y a nosotros tener un hijo. El origen de nuestro hijo está en otra persona, a quien generalmente no hemos visto jamás, y que pasa a formar parte de nuestro imaginario.
Pienso que hay siempre una “imagen pensada” de la progenitora de laque no se habla mientras los niños son chicos, y que comienza a aparecer en las conversaciones cuando el hijo pregunta por ella. Curiosamente ni los padres adoptivos ni el hijo piensan, en los primeros tiempos, en el resto de la familia.
Para que un hijo adoptivo logre su identidad, va a tener que saber de su familia de origen (no olvidemos que el logro de la identidad es una de las tareas de la adolescencia).Por ello es importante que los padres adoptivos tengan información sobre los progenitores del hijo y de su familia, información que deberán entregar en forma medida y acorde con la edad del hijo cuando pregunta por ellos. El que un hijo pregunte o no depende de diferentes variables, especialmente de la confianza que tenga con sus padres para hablar del tema de su adopción, yde su personalidad. Hay hijos que usan de la negación y dicen no querer saber nada. Debemos respetar esta actitud hasta cierto punto, y si a los 18 no quiere saber nada, debemos darle la información que tenemos, aunque no la pida, pues igualmente la necesita y la guardará en su mente y servirá su propósito, ayudarlo a conformar su identidad.
El dar información es delicado, cuando el niño es escolar debemos entregar sólo lo que pregunta, datos como el nombre, la edad. Si pregunta “¿Cómo se llamaba?”Contestemos con el nombre de pila, el verdadero nombre de pila de la progenitora. Cuando el hijo ya tiene un desarrollo cognitivo hipotético deductivo (lo que sucede a variadas edades en este milenio, pero generalmente aparece en la prepubertad o pubertad), podemos dar algo más de información.
Varias veces he hablado de la importancia de no mentir, para que la parentalidad adoptiva no hiera al hijo, debemos decir siempre la verdad, incluso si la información duele. Debemos contestarle con naturalidad, sin crear la atmósfera de los secretos, ni una situación formal. Un autor decía “la regla de oro de toda revelación (en cuanto a la adopción) es contestar lo que el niño pregunta, no más”.Es fácil sentirse presionado, por el conocimiento de circunstancias adversas relativas a la familia de origen. Pero decir la verdad, no es decir con detalles todo lo que podemos saber. Hay información irrelevante para la vida del hijo y que puede dificultar el logro de su identidad. No tenemos que dar información negativa que no nos consta y que no aportará nada. Es distinto cuando el hijo mayor de edad tenga derecho a que le abran el expediente de su adopción. Como nosotros lo leímos, hay que prepararlo en el caso que haya información que pueda herirlo.
Si bien los padres adoptivos reciben alguna información de los progenitores, generalmente no abarca todos los temas que, a lo largo de la vida del hijo, sería interesante conocer y permite que se cree el mito de la “mala semilla”, el temor a la herencia. Variados autores concuerdan que es positivo que los padres adoptivos tengan una fuerte creencia que el ambiente que pueden ofrecer al hijo va a hacer una diferencia. Los estudios existentes muestran que lo que se hereda son predisposiciones y el que ellas, buenas o malas, se desarrollen, va a depender del ambiente en que se críe el niño. Es importante recordar que las conductas no se heredan, se aprenden.
Los estudios hechos sobre la búsqueda de los orígenes indican que no todos los hijos adoptivos quieren buscar a sus progenitores, que eso depende más que nada de su personalidad. Hay personas que siempre necesitan saberlo todo, la mayoría no. También se sabe que cuando ha habido encuentros con los progenitores, generalmente son de corta duración, y permiten que el hijo se dé cuenta que sus verdaderos padres son sus padres adoptivos, con quienes tienen una vida en común.
Creo importante que los padres adoptivos estemos conscientes que somos padres porque los progenitores existen. Tenemos nuestros queridos hijos porque ellos les dieron la vida. De todo corazón a las familias de origen, la familia adoptiva dice “gracias”.
Cita normas A.P.A.:
Hermosilla, Marta (2013). La importancia de la familia biológicaAdopción y Familia, 9, 16
URL Abreviada: http://numrl.com/cmh09

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