La importancia de la
familia biológica
Cuando se recibe un niño
en adopción, los padres quisiéramos olvidarnos por completo del origen del
niño, éste es sentido tan propio, que el pensar en “la otra familia” es penoso.
Cuando se piensa en los orígenes del hijo, generalmente se piensa en la progenitora,
esto sucede tanto a los hijos como a los padres. Es muy raro que un niño
pregunte por el progenitor, generalmente sólo pregunta, al principio, por la
progenitora. El goce de tener un hijo, muchas veces hace que queramos olvidar o
buenamente olvidemos por lapsos, que hay una mujer en su origen. Pero, ¿podemos
olvidarnos totalmente? No, sería ignorar los nueve meses que el niño pasó
dentro del vientre que le permitió crecer, sentir, vivir. Que le permitió ser y
a nosotros tener un hijo. El origen de nuestro hijo está en otra persona, a
quien generalmente no hemos visto jamás, y que pasa a formar parte de nuestro
imaginario.
Pienso que hay siempre una
“imagen pensada” de la progenitora de laque no se habla mientras los niños son
chicos, y que comienza a aparecer en las conversaciones cuando el hijo pregunta
por ella. Curiosamente ni los padres adoptivos ni el hijo piensan, en los
primeros tiempos, en el resto de la familia.
Para que un hijo adoptivo
logre su identidad, va a tener que saber de su familia de origen (no olvidemos
que el logro de la identidad es una de las tareas de la adolescencia).Por ello
es importante que los padres adoptivos tengan información sobre los
progenitores del hijo y de su familia, información que deberán entregar en
forma medida y acorde con la edad del hijo cuando pregunta por ellos. El que un
hijo pregunte o no depende de diferentes variables, especialmente de la
confianza que tenga con sus padres para hablar del tema de su adopción, yde su
personalidad. Hay hijos que usan de la negación y dicen no querer saber nada.
Debemos respetar esta actitud hasta cierto punto, y si a los 18 no quiere saber
nada, debemos darle la información que tenemos, aunque no la pida, pues
igualmente la necesita y la guardará en su mente y servirá su propósito,
ayudarlo a conformar su identidad.
El dar información es
delicado, cuando el niño es escolar debemos entregar sólo lo que pregunta,
datos como el nombre, la edad. Si pregunta “¿Cómo se llamaba?”Contestemos con
el nombre de pila, el verdadero nombre de pila de la progenitora. Cuando el
hijo ya tiene un desarrollo cognitivo hipotético deductivo (lo que sucede a
variadas edades en este milenio, pero generalmente aparece en la prepubertad o
pubertad), podemos dar algo más de información.
Varias veces he hablado de
la importancia de no mentir, para que la parentalidad adoptiva no hiera al
hijo, debemos decir siempre la verdad, incluso si la información duele. Debemos
contestarle con naturalidad, sin crear la atmósfera de los secretos, ni una
situación formal. Un autor decía “la regla de oro de toda revelación (en cuanto
a la adopción) es contestar lo que el niño pregunta, no más”.Es fácil sentirse
presionado, por el conocimiento de circunstancias adversas relativas a la
familia de origen. Pero decir la verdad, no es decir con detalles todo lo que
podemos saber. Hay información irrelevante para la vida del hijo y que puede
dificultar el logro de su identidad. No tenemos que dar información negativa
que no nos consta y que no aportará nada. Es distinto cuando el hijo mayor de
edad tenga derecho a que le abran el expediente de su adopción. Como nosotros
lo leímos, hay que prepararlo en el caso que haya información que pueda
herirlo.
Si bien los padres
adoptivos reciben alguna información de los progenitores, generalmente no
abarca todos los temas que, a lo largo de la vida del hijo, sería interesante
conocer y permite que se cree el mito de la “mala semilla”, el temor a la
herencia. Variados autores concuerdan que es positivo que los padres adoptivos
tengan una fuerte creencia que el ambiente que pueden ofrecer al hijo va a
hacer una diferencia. Los estudios existentes muestran que lo que se hereda son
predisposiciones y el que ellas, buenas o malas, se desarrollen, va a depender
del ambiente en que se críe el niño. Es importante recordar que las conductas
no se heredan, se aprenden.
Los estudios hechos sobre
la búsqueda de los orígenes indican que no todos los hijos adoptivos quieren
buscar a sus progenitores, que eso depende más que nada de su personalidad. Hay
personas que siempre necesitan saberlo todo, la mayoría no. También se sabe que
cuando ha habido encuentros con los progenitores, generalmente son de corta
duración, y permiten que el hijo se dé cuenta que sus verdaderos padres son sus
padres adoptivos, con quienes tienen una vida en común.
Creo importante que los
padres adoptivos estemos conscientes que somos padres porque los progenitores
existen. Tenemos nuestros queridos hijos porque ellos les dieron la vida. De
todo corazón a las familias de origen, la familia adoptiva dice “gracias”.
Hermosilla,
Marta (2013). La importancia de la familia
biológica. Adopción
y Familia, 9, 16
URL Abreviada: http://numrl.com/cmh09
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