El valor de ser único para otro
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La autoestima es una vivencia y
juicio de valor sobre uno mismo y sobre las relaciones y responsabilidades para
consigo mismo, para con los otros y con el entorno, es decir, tener autoestima
equivale a quererse a sí mismo aceptando nuestros propios logros y
limitaciones.
Cuando un niño o niña crece va formando el concepto de uno mismo; va
formándose una idea de quién es, si gusta o no, si es aceptado o no; crea una
predisposición a disfrutar con los retos de la vida; o a padecer, a lamentarse,
a ver lo negativo; se sentirá bien consigo mismo o, por el contrario, a
disgusto con lo que hace.
El niño o niña puede disfrutar, contemplar la vida desde una perspectiva positiva, de trabajo,
con curiosidad, con facilidad para la empatía, desde un punto de vista
creativo, intentando superar los problemas o, por el contrario, angustiarse,
ser incapaz de ver lo positivo, no enfrentarse a los problemas, no expresar
emociones. Éstas son las dos posiciones emocionales básicas que descansan en
los dos extremos de una autoestima positiva y negativa respectivamente.
La autoestima se construye
gradualmente a lo largo de toda la vida.
Cada etapa aporta impresiones y sentimientos. El resultado es un
sentimiento generalizado de valía
o de incapacidad.
El nivel de autoestima que posea el niño determinará su desarrollo
afectivo, social e intelectual. Los niños que tienen un fuerte sentido de su
propia valía son físicamente más sanos, se encuentran más motivados para
aprender y progresan mejor. Tienen una mayor tolerancia a la frustración y son
más seguros de sí mismos.
Los niños con baja autoestima se caracterizan por demostrar sentirse
impotentes para realizar las cosas, por pensar que no pueden hacerlas bien, por
sentirse indefensos o incapaces de realizar una actividad, por anticiparse
negativamente a la realidad, por tener una baja imagen corporal y buscar
modelos a imitar, no siempre con valores positivos.
Hay muchos casos de personas con muy baja
autoestima que tuvieron afecto en sus hogares y en cuyas biografías
no hay evidencia de trauma emocional. Durante los primeros años de vida pueden
ocurrir muchas cosas que reduzcan la autoestima, incluso con padres que son
cuidadosos y dedicados:
- Algunas observaciones o actitudes críticas de los padres, los abuelos, los maestros y otros adultos importantes para él pueden contribuir también a crear un problema de baja autoestima.
- Cuando los padres exigen de los hijos que cumplan ciertas funciones antes de que estén capacitados para ello, los niños llegan a la conclusión de que las demandas de los padres son correctas y que su falta de cumplimiento es indicio de que no son capaces de hacer las cosas.
- Por otra parte, hacer las cosas por los niños y no darles la oportunidad de desarrollar sus habilidades puede provocar también que se sientan incompetentes.
- Muchos niños tienen sentimientos de culpa que parecen carecer de fundamento para la lógica de los adultos; pero los niños pueden asumir fácilmente la responsabilidad por muchas cosas, aun cuando no exista la más mínima razón para ello.
Sin embargo, existen factores de riesgo, que se dan con mayor proporción en
niños que han sido abandonados, institucionalizados y adoptados. Un niño que no
tiene un cuidador adulto o éste no es permanente, como en el caso de niños que
crecen en instituciones o niños cuyos padres o cuidadores han sido negligentes.
El hacinamiento, el hecho de no tener una cama propia o un espacio propio,
compartir cuna o cama... situaciones que se pueden dar a menudo en los centros
de menores. Crecer dentro de una familia o un entorno aislado en el que no hay
comunicación entre los distintos miembros. La no diferenciación en el grupo,
del resto de hermanos o del resto de niños con los que el menor convive. El
rechazo familiar del sexo del niño y sus características físicas y personales,
conclusión a la que un niño o niña puede llegar después de un abandono,
especialmente si procede de países en los que se rechaza un sexo concreto.
Cuando el niño se siente criticado o humillado de forma habitual, o recibe
reproches, críticas y castigos cuando algo le sale mal, o cuando se le
avergüenza... situaciones que se dan en casos de negligencia y maltrato
infantil. Cuando la familia es indiferente a los logros del niño o cuando no es
capaz de reconocer sus propios talentos, destrezas y habilidades específicas.
Algunas personas adoptadas pueden verse a sí mismos como personas
diferentes, fuera de lugar, no bienvenidos o rechazados. Algunos de estos sentimientos
pueden resultar de la pérdida inicial de los padres biológicos y de crecer
lejos de sus padres biológicos, hermanos, y familiares; otros también pueden
surgir de un sentimiento continuo de ser diferente a las personas no adoptadas,
quienes conocen sus antecedentes genéticos y familia biológica y pueden estar
más seguros de su propia identidad como
resultado.
A menudo, las preguntas que se hacen las personas adoptadas sobre su propia
identidad aparecen durante la adolescencia.
Esta época difícil para todas las personas lo es especialmente para muchos
adoptados. El desarrollo de la identidad del adolescente adoptado incluye
preguntas sobre la familia biológica, por qué él o ella fue dado en adopción,
qué pasó con los padres biológicos, si se parece a los padres biológicos en
apariencia u otras características, y si el adolescente “pertenece” en términos de
educación, clase social, cultura, etc... La pregunta de la influencia de la
naturaleza (rasgos heredados) versus la crianza (rasgos adquiridos) puede
llegar a ser muy real para el adolescente adoptado, que está tratando de
determinar el impacto de todas estas influencias sobre su propia identidad.
Los asuntos de la identidad pueden
continuar hasta la edad adulta. El nacimiento de un hijo puede hacer que
regresen algunos de estos temas a medida que el nuevo padre o madre empieza a
sentir la conexión biológicapor primera vez
con un familiar. Los adultos adoptados que se convierten en nuevos padres
pueden comprender las dificultades de sus padres biológicos o talvez se
pregunten cómo sus padres biológicos pudieron darlos en adopción.
Para promover la autoestima es importante:
- Crear vínculos interpersonales cálidos que ofrezcan interés por el otro, aceptación incondicional y que favorezcan en el niño o niña elsentimiento del propio valor. Componentes de este vínculo son elafecto, la comunicación, el interés en lo que sucede al niño o niña, también realizar actividades compartidas con el menor y loscuidados personales.
- Cada etapa de desarrollo propone diferentes metas que demandan en el niño esfuerzo y recompensas. Cada logro requiere reconocimiento, alegría y orgullo compartido por los padres y profesores que aumenta la base de seguridad del niño. Es importante manifestar que se estáorgulloso de él o ella.
- El reconocimiento y la aceptación de las características personales del niño o niña es indispensable.
- Hacer ver al niño o niña que es alguien único y especial y no compararle con nadie.
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