8 de septiembre de 2009

Apego en la adopción


Nunca es tarde para empezar a construir
Psicólogos expertos en el tema se refieren a la importancia de trabajar los vínculos de apego en las familias adoptivas y entregan una guía que permite a los padres establecer bases más sólidas y seguras con sus hijos.
    Cuando una madre está próxima a dar a luz es probable que comience a escuchar, con mayor frecuencia, sobre la importancia del apego en los primeros meses de vida de su hijo. Lo más probable es que este concepto se le haga más familiar una vez que su guagua nace. Hoy, la primera acción concreta en clínicas y hospitales para favorecer el apego, consiste en establecer un contacto directo, piel a piel, entre madre e hijo, inmediatamente después del parto, cuando los médicos permiten que la guagua recién nacida sea puesta en el pecho de la madre y permanezca allí por un rato. Ese primer contacto o bonding es recién el comienzo, el primer paso para el apego que se va formando durante los primeros años del niño y que actualmente sabemos se puede fortalecer.
    Pero ¿qué pasa con el apego en la adopción? Buenas noticias trae la psicóloga de la Universidad Católica y especialista en apego, Pía Santelices, quien sostiene que en cualquier momento se puede empezar a construir una buena relación de apego, teniendo en cuenta, eso sí, que el camino tendrá matices y en el cual factores como las experiencias previas del niño y la edad en que se incorpore a su familia adoptiva, influirán en este proceso.
    La importancia de esta teoría que nació en la década del 60, a partir de los estudios del psicólogo, psiquiatra y psicoanalista, John Bowlby, es que establece que en los seres humanos existe la tendencia a responder conductual y emocionalmente, con el fin de permanecer cerca de la persona que cuida y protege de toda clase de peligros. Y aquellos que poseen más marcadamente esta predisposición, tienen mayores probabilidades de sobrevivir y de traspasarla a generaciones posteriores. La importancia del apego también quedó establecida en el 5° Encuentro de Adopción, organizado por la Fundación San José para la Adopción, por el psicólogo Felipe Lecannelier, Director y Docente de los Programas de Formación en Salud Mental Infantil de la Universidad del Desarrollo: “En términos de la relación entre estilos de apego y salud mental, existe consenso de que la formación de apego seguro es un factor predisponente para la resiliencia, autonomía, coherencia, relaciones afectivas sanas y duraderas, el desarrollo de competencias comunicativas y una buena capacidad para regular los afectos”. Ni más ni menos. Así de fundamental es para el buen desarrollo de las personas.
    Esto explica, entonces, el interés por el fomento del apego y su promoción a nivel mundial. Sin embargo, que el concepto se haya incorporado en la vida cotidiana y ronde al interior de las familias de manera tan natural, no significa que exista una total claridad respecto de su significado e implicancias. “Me parece importante aclarar el concepto”, se anticipa Lecannelier, porque se podría pensar que sólo es establecer una buena relación entre madre e hijo. Pero va más allá.
    “Apego es una relación afectiva, un vínculo muy fuerte e íntimo que en general se da cuando el niño está estresado”, define el psicólogo. Con eso se refiere a cuando el niño tiene cualquier tipo de malestar y cómo en esos momentos de estrés acude a sus padres, en busca de protección, consuelo y cariño. “La calidad del apego estará determinada por cómo los padres manejan esas situaciones. En general, el concepto específico de apego tiene que ver con cómo los padres manejan situaciones de estrés en los niños. Cuando el niño está sólo, llorando, haciendo una pataleta, enojado, es como se suele evaluar y conseguir apego. La creencia generalizada es que apego se da cuando existe cualquier relación familiar y no es así, es un concepto muy específico que tiene que ver con cómo dos seres humanos se consuelan, se regulan, se calman en momentos de estrés. En las parejas, ambos son igualitarios, en el caso de los niños, son más desvalidos y el adulto es quien tiene que manejarlo”.

    Experiencias previas y edad del niño: factores a considerar
    Pía Santelices, en tanto, reconoce que el apego definitivamente es distinto para hijos de padres adoptivos, que aquellos que son hijos biológicos. “Aunque todo depende de la experiencia y a qué edad fue adoptada la guagüita. Sin duda que, mientras más temprano sea la adopción, va a ser más fácil establecer el apego, partir de cero y construir un vínculo seguro desde el principio. En la medida que existiera una experiencia muy difícil para la guagua en el embarazo o en los primeros meses, alguna situación que haya sido de vulnerabilidad, habría que hacer un trabajo de reparación. Lo bueno de esto es que el apego se puede construir, y en cualquier momento”.
    Lo que es habitual encontrar en la literatura internacional respecto del apego, es que es mucho mejor empezar a construir el vínculo en guaguas que se adoptan hasta los seis meses, comparado con niños mayores. ¿Pero, en qué se traduce esto? Para Santelices, en mayor seguridad. “Se puede manifestar principalmente en la sensación que el niño va a ir mostrando de seguridad y de contar con los padres como base segura. El niño puede recurrir a ellos, porque siente que están disponibles, que son accesibles, que van a satisfacer sus necesidades”.
    Se ha visto que, cuando un niño ha estado un tiempo prolongado en una institución, se dificulta esta tarea, porque en esos primeros años, que son los más importantes, no tuvo relaciones privilegiadas con uno o dos cuidadores, sino que tuvo relaciones posiblemente con un número demasiado grande de personas que lo cuidaban. Por esto, el niño tiene una dificultad para establecer vínculos firmes, sólidos. Entonces, hace lo que le resulta más fácil, que es tener relaciones superficiales, las que cuesta mucho tiempo para que se conviertan en relaciones sólidas. Por lo tanto, el mensaje para los padres adoptivos es que les va a costar un poco más, lo que no significa que no lo van a lograr. Será necesario que inviertan más tiempo y dedicación, mostrándose ellos como padres incondicionales, con una actitud sensible que capte las necesidades del niño, respondiendo adecuada y oportunamente y de forma consistente, explica la psicóloga.
    Estas relaciones superficiales se dan en niños que se vinculan y se desvinculan rápido, pero que cuando necesitan ayuda, no la buscan. El ejemplo clásico; un niño se cae y lo esperable es que busque consuelo en su figura de apego. Si el niño no tiene figura de apego, no puede contar con alguien y quizás va a tender a calmarse solo, a ser demasiado independiente. Pero, así como no será capaz de buscar ayuda, tampoco va a ser capaz de ofrecerla o de ser empático con otro y tendrá problemas para vincularse.

    En el camino de la resiliencia
    Sin embargo, según Santelices, no existe edad límite para empezar a construir apego. El concepto de resiliencia hace referencia a que hasta en las situaciones más adversas es posible establecer vínculos seguros con algún adulto. Este adulto se debe caracterizar por su sensibilidad a las necesidades del niño, consistencia, accesibilidad, disponibilidad, empatía, capacidad de responder adecuadamente y estar presente, ser una base segura. En la medida que eso pase, el niño puede establecer relaciones seguras en cualquier momento de la vida. Hay ejemplos de resiliencia en niños adoptados de mayor edad que logran establecer vínculos muy sólidos con sus padres adoptivos.
    Para la psicóloga, es muy importante dejar en claro que esto no significa que se borrarán daños iniciales, sino que éstos deben ser integrados. “Lo sano, en este sentido, no es pensar que lo que pasó, nunca pasó. Las experiencias que uno tiene quedan marcadas y son parte de nuestra historia. El niño vive la experiencia dolorosa, difícil y en vez de salir debilitado, sale fortalecido, porque ha aprendido a enfrentarlo y eso lo fortalece y le permite valorar las cosas positivas. No toda experiencia negativa deja la misma huella, todo depende de cómo el niño la viva y la signifique”, explica.
    En tanto, Felipe Lecannelier, quien también es Director del Centro de Estudios Evolutivos e Intervención en el Niño (CEEIN), sostiene que el apego tardío puede reparar daños anteriores. “Actualmente se considera la adopción como la mejor estrategia de intervención en el mundo. Es fuerte decirlo de esa manera, porque la adopción es mucho más que una intervención, pero efectivamente recupera un porcentaje altísimo de problemas previos del niño”. Sin embargo, agrega que no hay que olvidar dos variables; cuánto tiempo estuvo institucionalizado y que no todos los procesos psicológicos se recuperan de la misma manera. “Sabemos que lo que más rápido se recupera es el peso y la talla del niño. También que se recupera rápidamente el desarrollo intelectual y psicomotor. Lo que usualmente más suele tardar en recuperarse es el desarrollo del apego y las áreas socioafectivas”, señala.
    Durante mucho tiempo se pensó que sería mejor para los niños que iban a ser adoptados, que no establecieran relaciones afectivas muy estrechas con sus cuidadores, por temor a generarles algún trauma. “Ahora sabemos que el peor daño no es eso, sino el no haberle dado al niño una familia durante su primer año. Ahí está el daño a más largo plazo”, refiere Lecannelier. Y agrega que aquí también entra en juego otra variable: la calidad de los padres adoptivos. “Si son padres suficientemente buenos, los niños van a recuperar la mayor parte del problema, pero si el padre adoptivo no es muy bueno, el niño continuará desequilibrándose”.
    Santelices también es categórica en señalar que siempre es preferible que el niño haya establecido algún vínculo de apego anterior a la adopción. “Es mejor haber aprendido la habilidad de vincularte, que nunca haberlo hecho. Además, la separación es parte de la vida y si se hace bien, no tiene por qué ser traumática. Todo niño en su vida va a tener experiencia de separación. Puede pasar en una familia no adoptiva, donde hay viajes, divorcios, fallecimientos, y el niño tiene las herramientas para enfrentarlo”, dice.

    Cómo favorecer el apego
    Para trabajar, entonces, el apego con los hijos adoptivos, ayuda todo lo que signifique una interacción de calidad, que sea sincrónica, en la cual no basta que uno mire al niño, sino que ojalá sea al mismo tiempo y que haya un encuentro. Hablar con el hijo, aunque las guaguas hacen sólo ruidos. La idea es que ese ruidito permita generar un diálogo, una conversación. Asimismo, todo lo que es táctil también lo favorece. “El apego tiene mucho de contacto corporal –explica Santelices–. Por algo se le llama apego: significa estar apegado, que al principio hay que estar muy cerca, para poder ser autónomo después y en ese contexto el contacto corporal es muy importante, fundamentalmente durante el primer año”.
    Las guaguas, en los seis primeros meses de vida, no se interesan mayormente por los objetos, sino más bien en mirar el rostro de sus padres o cuidadores, además del contacto físico, como por ejemplo ser tomado en brazos; el sostén es una experiencia fundamental para que el niño se sienta seguro. Frente a esto, resulta muy favorable utilizar técnicas de masaje. “El masaje no puede ser intrusivo. Es un diálogo, porque permite un acercamiento táctil que obliga a los papás a leer las señales, enterarse de lo que a su hijo le gusta o no le gusta, con qué se siente cómodo y con qué no, ayuda a que ellos sean más sensibles con su hijo”, explica la psicóloga.
    Las sugerencias de Santelices incluyen la función lúdica. “Tratar de disfrutar con la guagua. No se trata de jugar para que tu hijo se entretenga, es jugar para pasarlo bien y reír juntos. La calidad del juego es lo que más ayuda a fortalecer un vínculo, porque representa el establecimiento de interacciones de calidad en todos los niveles. Es estar sensible a sus necesidades e intentar identificar de manera precisa lo que siente”.
    Y en los niños mayores de un año, es posible trabajar el apego pasando tiempo de calidad jugando con ellos. Durante los tres primeros años son muy sensibles en el apego. Se recomienda mirarlos bastante a los ojos, establecer mucho contacto visual, buscarle la mirada, reírse juntos, estimular el diálogo y la comunicación, que es lo que fortalece la relación. Santelices recalca la importancia de poner atención al desarrollo del lenguaje, ya que éste constituye un área fundamental. Explica que cuando el niño se puede comunicar se frustra mucho menos, puesto que el poder expresar lo que siente, evita que haga tantas pataletas y se vuelva irritable. Es común observar retrasos en el habla en niños que están en instituciones, porque han tenido menos espacios de comunicación con adultos sensibles que atiendan a sus expresiones, desde el comienzo, cuando emiten los primeros sonidos.

    Empatía y dedicación de tiempo; herramientas fundamentales
    Para Felipe Lecannelier, en tanto, el mejor consejo para los padres adoptivos que quieren trabajar fuertemente el apego, es tratar de entender a su hijo. Muchos padres asumen o quieren pensar que el niño no tiene pasado. “Les cuesta empatizar y comprender que tiene una historia. Por eso les resulta difícil manejarlos. No entienden por qué el niño anda frío, hace pataletas, no quiere hacer caso. Es importante, entonces, trabajar con los padres en conocer quién es ese hijo. No nació el día que los conoció, viene con una historia que puede ser difícil”, sostiene. Y refiere un aspecto fundamental: nunca hay que estresar al niño, particularmente si fuera adoptado de mayor. No mandarlo a la pieza castigado, retarlo o mostrarse indiferente con él, porque un niño que llega con un estado de vulnerabilidad necesita realmente sentir que los padres son incondicionales, por lo menos durante la primera etapa.
    Si es mejor la cantidad o la calidad del tiempo que en estos casos se pasa con los hijos, no merece mayor discusión para Lecannelier, es categórico en señalar que la cantidad es muy importante en el desarrollo del vínculo, tanto como la calidad. Asegura que, por ejemplo, en el caso de un niño recién adoptado, no sólo un post natal, sino que un post natal más largo, puede ser de gran ayuda, ya que el niño no sólo necesita conocer la capacidad de acogida de sus padres, sino asegurarse que ésta es estable, constante y duradera en el tiempo, para que finalmente logre confiar y sentirse seguro.
    La investigadora estadounidense Mary Dozier, estudió a los padres adoptivos y descubrió que muchos, sin querer, siguen la corriente a los niños. Vio, por ejemplo, que cuando un niño se alejaba, su padre se alejaba también, porque siente que el niño no quiere estar con él, o que cuando el niño se enoja, el padre se enoja también, porque el niño está haciendo pataleta. Pero ella plantea que los padres tienen que hacer todo lo contrario. Si el niño se aleja, hay que acercarse; si el niño se enoja, el padre debe calmarse. El fundamento señala que si el hijo se aleja y el padre también lo hace, le está diciendo a su hijo que no está disponible para él, confirmándole su expectativa. Cuando el padre se enoja porque su hijo se enojó, le está confirmando que no está disponible para la contención, sino que, por el contrario, ejercerá su poder para imponerse. Se trata de ir contra la corriente del niño y buscar la manera de acercarse más a él.
    Sin duda hay consenso que lo fundamental para los niños es la actitud de sus padres. Quienes desarrollarán fuertemente un vínculo de apego seguro, serán aquellos cuyos padres logren conocer a sus hijos, mostrarles estabilidad y sin importar lo que pase, les confirmen su incondicionalidad, empatía y consistencia. Los niños tendrán la certeza de que siempre serán asistidos y podrán contar con ellos, siempre.

    Taller de Apego para Padres Adoptivos
    Una de las primeras actividades que realiza el Área Familia Adoptiva de la Fundación San José para la Adopción, como parte del proceso de acompañamiento y apoyo a las familias, es el Taller de Apego para aquellos padres que recientemente recibieron a sus hijos. Es realizado por una dupla profesional conformada por psicólogo, asistente social, enfermera o educadora de párvulos y aborda diversos aspectos ligados al proceso de recibir y relacionarse con el hijo que, en este caso, suelen ser guaguas entre los cuatro y seis meses de edad.
    Mariela Arrau, asistente social del equipo, cuenta que este taller pretende promover ciertos conocimientos, competencias y actitudes en los padres adoptivos, que les permita orientar un sano desarrollo y crecimiento en sus hijos.
    A través de las actividades, se trata de aumentar la sensibilidad de los padres, pues, en la medida en que puedan conocer, identificar y estar atentos a las necesidades físicas y psicológicas de su hijo, en particular en momentos de estrés, el niño logrará tempranamente la confianza y seguridad, básico para su desarrollo.
    El taller ha sido concebido como una experiencia para los padres adoptivos, en la cual puedan tomar conciencia que una actitud y conducta parental en sintonía y equilibrio con las necesidades de sus hijos; es una fuente de protección de alto valor como también una base segura para la formación del apego.
    El taller está dividido en cuatro sesiones, donde participan conjuntamente papás y mamás. Es una instancia positiva en la cual pueden expresar las emociones ligadas a la llegada del hijo, como también resolver dudas y dificultades que se generan durante el primer período del niño en su nuevo hogar. La llegada del hijo no está exenta de estrés, tanto para él como para los padres, deben conocerse y ajustarse mutuamente en una relación que irá tomando una forma y ritmo particular.
    “Una de las sesiones preferidas por los padres es la de masajes, tanto mamás como papás disfrutan del contacto físico con sus hijos. Tocar a su guagua, ajustarse a sus movimientos, verlo disfrutar, poderlo acunar y tranquilizarlo con sus manos, es una experiencia sensorial y afectiva para ambos, en la que descubren una manera distinta de relacionarse íntimamente con él”, concluye Mariela Arrau.

    Beneficios de los masajes a las guaguas
    Realizar masajes a una guagua puede resultar una experiencia gratificante y llena de beneficios, tanto para la madre o padre como para el hijo. Es importante que el adulto esté relajado y cuente con el tiempo y la tranquilidad necesarios para hacerlo. No se debe realizar si la guagua está enferma, tiene fiebre o presenta algún tipo de dolor o malestar. El masaje se debe efectuar tocando con firmeza y suavidad, ritmo y muy calmadamente el cuerpo de la guagua.
    Antes de empezar, es importante relajar las manos, moviéndolas, y ponerse cómodos en una superficie firme.
    Se recomienda utilizar aceites vegetales.

    Beneficios Físicos:
    - Alivia la tensión muscular y reduce la hipertonía.
    - Mejora los cólicos abdominales.
    - Favorece al sueño tranquilo del bebé.
    - Mejora el sistema circulatorio.
    - Revitaliza el sistema linfático (sistema de defensa inmunológica).
    - Estimula el sistema nervioso, vigorizando o relajando, creando un estado de alivio y bienestar.
    - Se alivia la congestión nasal.
    - Rápida ganancia de peso, menos uso de oxígeno y menor tiempo en incubadoras en prematuros.
    - Desarrollan más células cerebrales.

    Beneficios Emocionales: 
    - Son bebés más atentos y curiosos.
    - Tienen más capacidad de resistencia al estrés de cualquier tipo.
    - Muestran mayor confianza en sí mismos y en su entorno.
    - Ríen antes que los niños que no lo han recibido.
    - Tienen una relación más íntima con sus padres.


    Cita normas A.P.A.:
    Siredey, Verónica y Orellana, Pía (2009) Apego en la adopción. Nunca es tarde para empezar a construir. Adopción y Familia, 2, 24-30

    URL Abreviada: http://numrl.com/aea02

2 comentarios:

  1. Hola. Quisiera saber si en Chile hay grupos de apoyo a familias adoptivas. Muchas gracias!!!

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    Respuestas
    1. Estimada Victoria
      Resulta difícil encontrar instancias de servicios postadoptivos en Chile, las familias necesitan de equipos profesionales disponibles y preparados. Donde puedes encontrar esto es en la página www.familia-adoptiva.cl, que es un espacio para compartir y debatir sobre adopción. Encontrarás material de apoyo, recomendaciones y también actividades para la familia adoptiva, como talleres de formación y apoyo, con los cuales crecer como familia y compartir con quienes viven la experiencia de formar familia a través de la adopción.

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