23 de diciembre de 2009

Carmen Astete, genetista


No creo en el determinismo genético
Si algo preocupa a los matrimonios que quieren adoptar, es qué importancia reviste la carga genética que traen los hijos adoptivos. El temor a lo desconocido los lleva a imaginar que ésta pueda determinar no sólo las enfermedades que desarrollarán, sino también su comportamiento y su personalidad. En esta entrevista develamos mitos y realidades en torno al tema.
    La genética es mucho más complicada de lo que parece. Los titulares de los diarios nos hacen creer que el hecho de que se haya encontrado el gen de, por ejemplo, la depresión, permitirá saber de antemano y con seguridad quién, cómo y cuándo desarrollará esta enfermedad.
    Pero el asunto no es tan simple: no existe un gen que por sí solo pueda explicar determinada característica del ser humano. Es por eso que la pregunta sobre cómo serán nuestros hijos, biológicos o adoptados, ha quedado obsoleta. Sólo cabe una respuesta que se nos puede dar con seguridad, y ésta es que serán “únicos”.
    Carmen Astete es madre adoptiva y genetista clínico. Como médico del Hospital Luis Calvo Mackenna, le ha tocado colaborar en el diagnóstico genético de niños de diferentes instituciones que se encuentran en proceso de adopción. En esta entrevista ayuda a despejar algunas aprensiones sobre el tema.

    ¿Qué es la herencia genética?
    Se sabe que tenemos entre 30 y 40 mil genes, que son los que determinan nuestras características personales. Hay genes que son bien conocidos y que determinan una cualidad específica. Sin embargo, la mayoría de éstas no están definidas en esos términos, sino que por la combinación de una multiplicidad de genes.
    Mendel, por ejemplo, estudió arvejas; en ellas, un gen determinaba si eran verdes o amarillas y otro si eran lisas o rugosas. Se trataba de algo simple: eran características directas: un gen, una cualidad.
    Nosotros sabemos que hay condiciones que están determinadas por un gen. Por ejemplo, el síndrome de Marfan (enfermedad del tejido conectivo que afecta estructuras como esqueleto, pulmones, corazón, ojos y vasos sanguíneos. Se caracteriza por un aumento inusual de la longitud de los miembros), se produce por la alteración en un solo gen y algunas personas presentan todas las características físicas y otras, incluso dentro de la misma familia que son portadoras del gen, sólo presentan algunos rasgos del síndrome en forma muy leve. En otras palabras, la herencia determina muchas de nuestras características, pero respecto de la mayoría de los rasgos no es algo directo.

    ¿Cómo distinguir en una persona lo que está dado por la genética de lo que es producto del ambiente?
    Eso es complejo. Hay condiciones como la Acondroplasia (enanismo), que son de causa genética pura. En este caso, se sabe que es una enfermedad esquelética, que se da por una alteración de un gen que se conoce y no hay influencias ambientales. Sin embargo, en casos como la esquizofrenia, se ha podido establecer que si bien existe un grado de heredabilidad, está muy lejos de ser ciento por ciento heredable, existen otros factores que juegan un rol importante que no están determinados y no se sabe exactamente cómo actúan, pero que definitivamente no es sólo la herencia la que juega un rol en la aparición de este rasgo.

    ¿Qué aspectos de la personalidad de un niño se pueden atribuir a la herencia genética?
    No se sabe. ¿Por qué los niños de padres tranquilos son tranquilos? ¿Es porque heredaron la tranquilidad o porque viven en un ambiente tranquilo?

    ¿Qué importancia tiene la herencia genética en el mundo de la adopción?
    Creo que la importancia que se le asigna a la herencia en la adopción, tiene más bien relación con temores o creencias erróneas. No puedo interpretar a todos los padres adoptivos, pero creo que muchos piensan que estos niños que han sido cedidos en adopción pueden tener progenitores adictos al alcohol o a las drogas, con conductas delictivas o patologías psiquiátricas, entonces a los padres les preocupa saber si esto es heredable.
    Y ahí es donde empieza a surgir la duda, porque desde el mundo científico se ha transmitido la idea que sí habría bastante importancia de la heredabilidad de estas características. Pero uno podría plantearlo al revés, o sea, esto sería como el determinismo genético, mis genes, lo que me dio mi mamá o mi papá, van a hacer que yo mañana sea delincuente o drogadicto. Pero hasta hoy no hay ningún estudio que haya comprobado que eso es realmente efectivo. Se ha visto que en la depresión o en la esquizofrenia hay una heredabilidad, pero se han estudiado gemelos idénticos, por ejemplo, y uno tiene esquizofrenia y otro no. Esto hace evidente que no es un solo gen, sino que probablemente son varios, además de algunos factores ambientales, lo que lleva a que se desarrolle la enfermedad. Entonces, el que exista un factor de heredabilidad, no es determinante.

    ¿Esto desincentiva la adopción?
    No trabajo directamente en eso como para asegurarlo, pero creo que sí importa y es relevante detectarlo, sobre todo porque la duda en los padres puede llevar al cumplimiento de una profecía autocumplida, que tiene relación con lo ambiental: hasta qué punto afecta el que los padres desconfíen o se pregunten si cada conducta de ese niño tiene que ver con su carga genética. En cambio, veo que muchos de los niños con dificultad, aquellos largamente institucionalizados, que tienen un retraso, que caminaron tarde, se van en adopción al extranjero. Se los llevan sabiendo que van a tener que trabajar para sacarlos adelante como puedan y hasta donde puedan. Estos padres quieren tener un hijo, no una lumbrera.

    En el caso del Síndrome Alcohólico Fetal, que se produce porque la madre ha bebido alcohol en exceso durante el embarazo, ¿eso determina que sus hijos desarrollen cierta tendencia al alcoholismo?
    El Síndrome Alcohólico Fetal es un cuadro clínico de gravedad variable, en que el niño presenta algún grado de retraso mental y ciertas características físicas, y como bien dice usted, es producto de un factor ambiental, la exposición al alcohol en la vida fetal por el consumo de la madre durante el embarazo. Ese es un daño directo a su salud física. La preocupación de los padres se relaciona con la posibilidad de que un hijo de padres alcohólicos sea alcohólico en su vida adulta y, respecto a esto, la respuesta nuevamente es que si bien puede haber alguna predisposición genética, las condiciones ambientales parecen ser mucho más importantes.

    ¿Al niño le importa la herencia biológica?
    Yo creo que sí, en el sentido que hay cada vez más información genética sobre enfermedades que se pueden diagnosticar y prevenir, como el cáncer. Si mis padres tuvieron cáncer de colon, yo me debiera controlar. Los adoptados que ya están más grandes quieren tener antecedentes de ese tipo de cosas. Y eso es algo que hoy se está hablando, el que a lo mejor debiera existir una ficha con los antecedentes médicos, a la cual ellos puedan acceder cuando lo necesitaran, con la libertad para obtener esta información.

    ¿Aquellos padres que les preocupa este tema, quedan con la sensación de que no pueden controlar a sus hijos?
    Creo que es un tema social importante. Hay muchas parejas que querrían adoptar porque no pueden tener hijos y, a veces, la demora tiene que ver con eso, con la pregunta de cómo voy a traer un extraño, qué hago con una persona que tiene otras costumbres y características distintas a las mías. Es un temor importante, pero cuando el matrimonio ya toma la decisión de adoptar es porque ese temor está superado.
    Cita normas A.P.A.:
    Siredey, Verónica y Orellana, Pía (2010). Carmen Astete, genetista. No creo en el determinismo genético.  Adopción y Familia, 3, 14-16.

    URL Abreviada: http://numrl.com/cag03

2 comentarios:

  1. Carmen : si bien es cierto que no todo se encuentra determinado por los genes, una vez vi un reportaje acerca de la " memoria genética" ; los genes no sólo transmiten características físicas a la descendencia sino de alguna forma ( hasta el minuto misteriosa) experiencias de vida ....

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  2. A lo que me refería .... salío hoy en emol.com

    Quienes más han investigado la teoría de la memoria celular en personas trasplantadas son el psiconeuroinmunólogo Paul Pearsall, de la U. de Honolulu, junto a Gary Schwartz, director del Laboratorio de Sistemas de Energía Humana de la U. de Arizona (EE.UU.), y Linda Russek, del Depto. de Neurología y Psiquiatría de la misma universidad.

    En 2000 los tres publicaron en la revista Integrative Medicine un estudio en el que entrevistaron a diez personas que habían recibido un trasplante de corazón y a familiares o amigos de sus donantes. Algunos de los relatos muestran “cambios en las preferencias alimentarias, musicales, sexuales, de entretención o vocacionales, así como percepciones específicas de nombres y experiencias sensoriales asociados al donante.

    Pearsall sugiere que en el caso de quienes han recibido un trasplante, los fármacos inmunosupresores podrían reducir sus umbrales al punto de que podrían registrar recuerdos celulares almacenados en los órganos trasplantados.

    Para el doctor Uribe, los casos no pasan de ser anecdóticos o casuales. “Luego de un trasplante las personas suelen experimentar cambios en sus vidas en aspectos que antes su enfermedad limitaba. Por ejemplo, niños con trasplante de hígado empiezan a comer papas fritas o persona que empiezan a hacer cosas que nunca habían hecho. Y eso no tiene nada de científico”.

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