26 de diciembre de 2012

La adopción en una familia con hijos biológicos


A mí se me olvida que la Camila es adoptada
¿Cómo vivir una evaluación de parentalidad cuando ya se es padre? ¿Cómo se manejan los tiempos de espera de un hijo, si antes eran nueve meses y ahora es indefinido? ¿Cuánto se involucra el entorno más cercano cuando se decide ampliar la familia, pero esta vez por la vía de la adopción? Este es el testimonio de Elena y Carlos, quienes tuvieron tres hijos hombres, adoptaron a una niña, Camila, pensando que no podrían tener más, y luego ella quedó embarazada de su quinta hija.
¿Adoptemos?
Elena: El menor de mis hijos tenía seis años cuando le dije a Carlos que quería tener otra guagua, y a él también le pareció una buena idea. Yo antes me quedaba embarazada súper fácil, pero me vino una hernia a la columna y el doctor me dijo que, por favor, no tuviera más guaguas. Perdí dos guagüitas entre medio, y bueno, estuvimos como cinco años viendo la posibilidad, pensándolo.
Carlos: Mi preocupación más fuerte eran los períodos en que caía Elena, debido a las pérdidas que, a mí también me complicaban, pero en el trabajo yo siempre tenía la posibilidad de ahogar los sentimientos, en cambio veía que Elena caía en períodos muy complicados de depresión y teníamos tres niños que necesitaban una mamá, pero ella no estaba funcionando bien.  Para mí la pena se hacía más corta, porque tenía que salir a flote para no ahogarnos los dos. Fue entonces cuando dijimos que no queríamos seguir intentándolo.

Elena: Cuando yo estaba en cama y me mataba del dolor de espalda, me acuerdo que en las noticias estaban dando una nota sobre una guerra y mostraban que traían niños para darlos en adopción, y Carlos llega un día en la noche y me dice “¿por qué no traemos a uno de esos niños de allá?”. Y ahí empezamos a pensar en la posibilidad de adoptar.

Carlos: Yo creo que esos cinco años nos sirvieron. En ese tiempo tuvimos una experiencia en un hogar de niños, donde compartíamos con una chiquitita, se llamaba Blanquita y tenía un problema de salud tremendo. La apadrinamos, desafortunadamente ella murió en el hospital. Pero nos ayudó a nosotros a entender que tú a un niño lo puedes querer sin hacer distingo.

Eso también nos sirvió para sondear a nuestra familia, porque también Blanquita les removió el piso a todos. Fue un proceso en que al final, cuando llegó Camila, te das cuenta que lo que realmente quieres es ser papá.
Elena: Mis papás se pusieron medios “porfiaditos”, decían que no, que nos iba a costar, que para qué. Entonces nosotros les dijimos que era nuestra decisión, lo íbamos a hacer y punto. Si ellos no respondían, problema de ellos. Y eso fue así hasta que llegó Camila y se les acabó todo. Mi mamá después me dijo que había dicho eso porque tenía miedo de no quererla, que había reaccionado así de puro susto. A veces no nos atrevemos a decir lo que sentimos de verdad.

Carlos: Me empezó a llamar la atención el cambio en la dinámica familiar, todos comenzaron a cambiar, como que empezaron a mirar la vida de una manera diferente. Por ejemplo, a mi suegro después de un año lo escuché decir “qué tonto fui yo de andarme preocupando de estas cosas”. Las personas se fueron transformando y se fueron dando cuenta en sí mismas que de repente la capacidad de amar no tiene límites, y que estamos tan llenos de mitos y prejuicios.
Evaluándonos como padres
Elena: No nos sentimos cuestionados en nuestra habilidad de padres, porque ¿cómo la Fundación va a saber cómo soy yo como madre? Puedo tener tres, cinco o seis hijos, el número no prueba nada. Nosotros lo tomamos como que así es el proceso y había que hacerlo. Sólo me daba nervios no pasar la evaluación.
Carlos: Yo me sentí un poco preocupado de fallar. Pero encuentro súper necesaria la evaluación, tiene que ser muy exhaustiva.

Elena: Yo, como soy enrollada, me sentía dando prueba. Trataba de contestar todo bien, pero siempre siendo sincera. A mi marido, en cambio, lo veía súper relajado.
A los niños les dije que los iban a entrevistar, les expliqué que era para la postulación, para poder tener un bebé. Pero no les dije: “hagan esto o digan lo otro”, no. Los llamamos un día y les dijimos que estábamos pensando en adoptar. Les preguntamos ¿qué les parece? Y dijeron, “en realidad nos gustaría que fuera un hermano biológico, pero si no se puede, bienvenido sea”. Nunca hubo ningún rollo.

Carlos: Nunca en mi vida me hicieron una entrevista psicológica tan completa. Quizás Elena estaba más ansiosa que yo, pero eso tiene que ver también con los roles, con mis hijos biológicos yo hasta que no nacían no hacía el enganche afectivo. Además, todos nuestros hijos tuvieron problemas para nacer, con el tercero Elena tuvo que estar un mes en la clínica antes de tenerlo. En ese tiempo, si tú me preguntabas, siendo frío, se pierde la guagua o se pierde la mamá, no tenía por dónde perderme, obviamente quería que los dos se salvaran, pero psicológicamente mi afectividad era con Elena. Pero cuando nacían, ya de ahí cambiaba, inmediatamente comienza el apego.
Elena: Yo encontraba que estaba bien que nos evaluaran, porque podemos tener hijos y ser bien rayados igual, no tiene nada que ver. Cuando tú tienes hijos biológicos nadie te evalúa, pero no quiere decir que los padres adoptivos no la embarren nunca tampoco. Está bien que te evalúen, porque tienen que asegurarse que el niño esté en lo posible en una familia que lo va a tratar bien.

Acostumbrados a los nueve meses de espera
Elena: Yo estaba ansiosa por ir a conocerla. Después, cuando pasamos todo el proceso, no hallaba la hora de ir a buscarla. Es distinto, porque no pasas por el proceso de estar hospitalizada. Esta espera es peor, es muy estresante. Carlos me invitó a viajar a Punta Cana, y yo decía “¿y si llega la guagüita en ese momento?”. Tuvimos que llamar a la Fundación y contarles nuestra preocupación para viajar tranquilos. Esperamos diez meses, yo estaba nerviosa cuando se cumplieron los nueve, la histeria máxima, no quería hacer nada, estaba pendiente del teléfono. Es mucho más estresante porque tú sabes que en el embarazo tu guagüita va a nacer a los nueve meses, no vas a esperar un año, sabes la fecha aproximada, en cambio acá no. Estaba todo el día mordiéndome las uñas.

Carlos: En el embarazo, como existe esa fecha, estás más pendiente de la programación, de la clínica, con quién dejar a los niños, etc. En este caso era como un shock, porque te llaman un día y la cosa partió no más.
Elena: Estaba súper nerviosa, quería amarla al tiro, fue estresante para mí eso. En cambio Carlos me dijo que para él fue lo mismo, ha sido siempre igual, que se lo muestran y le dicen ”éste es tu hijo” y listo, y tiene que aceptarlo. En realidad, tú a los hijos no los amas al tiro así como al tiro, te gustan, es cierto, pero se va generando el vínculo con los días. Carlos me dijo que me relajara porque yo estaba pegada al techo, lo único que quería era quererla, quererla, quererla. Cuando me relajé, se empezaron dar las cosas súper bien.

Carlos: Cuando la tuve en brazos el primer día me miró y se rió, como que se produjo un enganche al tiro.
Elena: Cuando llegó a la casa, mis otros hijos la estaban esperando ahí en la puerta. Les sacamos una foto, se pusieron encima de mi cama y pusimos a la guagua en medio y ellos tres mirándola, la tocaban súper entusiasmados. La estaban esperando con bombos y platillos.

¡Sorpresa! Un nuevo embarazo
Elena: Cuando Camila tenía como un año y medio, le dije a Carlos que me daba lata que se quede sola con estos hermanos tan grandes, que son súper amorosos con ella, pero iba a quedar como volando. “Podríamos ver si adoptamos a otra niñita, a lo mejor podría ser más grande, no tendría por qué ser una guagua”. Entre que pensábamos que sí, que no, quedé embarazada.
Carlos: Yo creo que éste fue el embarazo que viví más complicado, por las experiencias anteriores, y porque empezó con los síntomas de pérdida. Pero tenía más miedo en cómo iba a reaccionar Camila. Había visto películas de niños adoptivos que habían tenido hermanos más chicos y que habían tenido muchos celos, mucha frustración.
Elena: Cuando estaba embarazada, Camila un día me empezó a tocar la guata y me preguntó, “¿así estaba yo también?” Y me dio una pena terrible. Ella sabía que era adoptada, siempre le decíamos que la habíamos esperado acá en el corazón. Así que le dije que había estado en la guatita de otra persona, y que después la fuimos a buscar.

Como había perdido a otras guaguas, me pasé casi todo el embarazo preocupada, poco menos que ni respiraba, andaba todo el día pendiente, me cuidé muchísimo. La tuve a los 43 años más encima, pero salió todo bien. Además, yo estaba convencida que iba a ser hombre de nuevo, incluso esta vez no quise saber, le dije al doctor que esta vez quería que sea sorpresa. Nació como un mes antes y era niña, Francisca, y ahí sí que casi me muero de la emoción ¡una hermanita para ella!
Carlos: Camila no tuvo celos diferentes al resto de los niños, yo creo que había minutos en que odiaba a Francisca y otros en que la amaba. Era igual que con los otros hermanos, no noté que hubiera diferencia.

Elena: Los celos que tuvo fueron como el de todos los niños, de hecho ellas se llevaron mejor de lo que se llevaron los tres hombres cuando chicos, que peleaban todo el día. Ellas ahora más grandes han peleado más, pero de chicas jugaban harto.
Carlos: Camila era una chica tan especial que Francisca un tiempo quería ser adoptiva como ella.

Elena: Francisca se enteró como a los cinco años que Camila era adoptada. Estábamos hablando de embarazos y le dije “te tengo que contar que Camila, no estuvo en mi guata, nosotros la adoptamos”, y ahí le expliqué lo que era eso, y no mostró mucho interés. Pero al otro día me dijo, “Oye, ¿cómo es eso de ser adoptado?” y le volví a explicar y dijo “¡Ah, yo también quiero ser adoptada!” porque su hermana era su ídolo, siempre quería hacer lo mismo que ella.
La adopción desde una mirada más personal
Carlos: Yo particularmente nunca me había planteado la adopción y hoy día, no te digo que soy un promotor, pero sí a muchas personas que están en tratamiento de fertilidad les cuento sobre esta opción. Es un camino posible, súper viable, y que los beneficiados siempre son los padres, es un regalo para ti.
Elena: El tema de la adopción siempre ha sido abierto en la casa. No cambió mucho la dinámica, en el fondo, Camila siempre ha sido un niño más, no hubo nada distinto. Uno siempre tiene más cuidado en lo que puede decir, pero en general todo es igual, a uno se le olvida.

Carlos: Yo creo que una de las cosas que nos ha servido, la clave del éxito, es que Camila ha sido una hermana más de la familia, y como tal ha tenido los beneficios, los pro y los contra de ser una más de esta familia. Le tocaba reto a ella y a todos por igual cuando correspondía. Creo que en esta mixtura, en el fondo, no fue ni más privilegiada ni menos. Lo que me pasa siempre es que a mí se me olvida que Camila es adoptada.


Sobre la madre biológica
Elena: Pienso que fue valiente, no es algo fácil entregar a un hijo en adopción. Yo la admiro porque optó por la vida y no se hizo un aborto, y eso es súper valioso.
Carlos: Las personas que toman esa decisión tienen toda mi admiración, porque hoy existen tantos caminos. La opción por la vida siempre es la más valiosa.
Elena: A veces pienso que me encantaría que ella supiera que Camila está tan bien. Que estuviera tranquila. Sería bueno que uno pudiera escribir una carta, que la dejara tranquila que su hija está súper bien. Sería bueno para ella, porque se debe acordar y le debe dar pena. No es algo que se olvide, que se supere ni nada, tiene que aprender a vivir con eso.
Cuando Camila era chiquitita, rezábamos juntas y yo le decía “pidamos por la señora que te tuvo en la guatita, para que esté contenta, para que Dios la cuide”, y así siempre, poniéndonos en el lugar de ella.

Cita normas A.P.A.:
Rocca, Ignacia (2012). La adopción en una familia con hijos biológicos. “A mí se me olvida que la Camilaes adoptada”. Adopción y Familia, 8, 34-37
URL Abreviada: http://numrl.com/fhb08

2 comentarios:

  1. super linda la experiencia, saludos y bendiciones!!!

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  2. Que linda su historia.Sobretodo porque no esta adornada de frases sublimes. Linda porque se parece a la mia; mi esposo y yo tenemos dos niñas biologicas y hemos decidido ser familia acogedora, hemos aplicado hace 3 semanas y aun no recibimos comunicacion alguna. En la entrevista de aplicacion mi esposo, al igual qu el tuyo, super relajado; nada lo agita, pero yo mas nerviosa que nunca..obsesionada con el tema y leyendo todos los blogs del mundo; pero me quedo con los que mencionas "me comence a relajar y todo comenzo a fuir"; bendiciones para tu hogar.

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